Allah dice en Su Noble Libro: “Realmente la práctica de adoración ante Allah es el Islam”. Dice Al-Qurtubi: “El din en esta aleya es la creencia y el conjunto de obediencias a los mandatos de Allah: es la milla. Es el iman y el islam juntos.” Es decir, es una forma de vida que abarca todos sus aspectos y permite desarrollar nuestra existencia en armonía con aquello para lo que hemos sido creados. Es el camino del medio que otorga significado a nuestras vidas y nos mantiene libres, seguros y vivos en esta era de esclavización masiva y fitna, donde la mayoría de los corazones y almas deambulan adormecidos. Este din es un regalo sin igual, un tesoro más valioso que todas las riquezas del mundo. Y, sin embargo, hemos sido guiados a él, sin mérito nuestro. Dice Allah:
“Las alabanzas pertenecen a Allah, quien nos ha guiado a esto. Si no nos hubiera guiado Allah, no hubiéramos sido guiados”.
Es extraordinario, más aún si lo implementamos en toda su amplitud, recuperando aspectos que han sido desatendidos. Vivimos en tiempos difíciles, una época en la que todo está invertido y la confianza de la gente está depositada en cosas equivocadas: la era de Ruwaybida. El Profeta dijo:
“Llegará un momento de gran engaño cuando las palabras de los mentirosos serán creídas y las palabras de los verdaderos serán rechazadas, un tiempo en el que se confiará en la gente que no es de confianza y los fieles serán considerados indignos de confianza, un tiempo en el que hablarán/tendrán la palabra los Ruwaybida.” “¿Qué son los Ruwaybida?” preguntaron. Él respondió: “Pequeños hombres insignificantes que tienen el mando sobre las masas”. Esto es una realidad que podemos constatar en el mundo en el que vivimos. Sin embargo, esa realidad no necesariamente se aplica a nosotros, la gente del islam. Mientras el resto de la humanidad se debate en la oscuridad y deambula perdida, se nos ha otorgado acceso al refugio seguro del din. En un momento en que no hay jilafa, no hay unidad de la umma, y la milla de kufr es prevalente, mantenemos nuestra creencia en Allah y en Su Mensajero. Somos aquellos extraños a quienes el Mensajero de Allah se refirió cuando dijo:
“El Islam comenzó como algo extraño y una vez más se convertirá en algo extraño como cuando comenzó. ¡Así que buenas noticias para los extraños!” Alhamdulillah, somos parte de su umma, una umma que Allah describe como la mejor que ha surgido en la historia de la humanidad. Él dice:
“Sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de los hombres. Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable y creéis en Allah”. Tan extraordinaria es esta umma de la que somos parte que incluso los Profetas de naciones anteriores desearon haber podido formar parte de ella. Allah nos ha otorgado la única bendición que describe como completa y perfeccionada, la única bendición que basta por sí sola. Allah dice: “Hoy he completado vuestro din, he culminado Mi bendición sobre vosotros y os he aceptado complacido el islam como práctica de adoración”.
Hay numerosos elementos que componen esta gran bendición y que nos permiten llevar a cabo nuestras vidas actuando como los jalifas en la tierra. Tenemos unidad, compañía verdadera y hermandad, en un momento de extrema soledad, aislamiento y enajenación, ya que nuestra conexión entre nosotros se basa en el Haqq, lo Real, el iman, y no en algo transitorio o pasajero. Es Él, subhanah, quien une nuestros corazones, algo que ninguna cantidad de dinero o influencia mundana podría lograr. Allah dice: “Y Él unió sus corazones. Aunque hubieras gastado todo cuanto hay en la tierra, no habrías conseguido unir sus corazones. Sin embargo Allah los unió.”
En esta sociedad en la que incluso las familias ya no pueden cuidar de sus miembros, las personas se ven como recursos y números, y los vecinos pueden permanecer totales extraños el uno al otro, solo el islam mantiene viva esta parte esencial de la condición humana, como es evidente en sociedades musulmanas.
Tenemos la cordura y el intelecto en un tiempo de locura y demencia, un tiempo cuando las leyes las hacen personas a las que Allah describe como totalmente carentes en todos los aspectos del pensamiento y la percepción. Él dice: “Sordos, mudos y ciegos, no tienen intelecto”. El objetivo del intelecto es distinguir lo correcto de lo incorrecto, lo que es real de lo que es falso. Y cuando no hay intelecto, esto se invierte: comienza a verse lo incorrecto como correcto. Allah describe a los hipócritas y sus semejantes: “Ordenan lo reprobable e impiden lo reconocido”. Todo se invierte: ya no somos los creados, sino que somos los creadores. Lo ilusorio se convierte en realidad y la realidad se considera ilusoria, la fe en un sistema económico virtual es inamovible, mientras que la creencia en un Creador se considera atrasada y las enseñanzas del Corán se descartan como asatir al-awalin, fábulas de los primeros pueblos.
Somos los musulmanes los que realmente recordamos lo que significa ser humano, ser hombres y mujeres reales. Todos los demás han enterrado su verdadera realidad e identidad. Recordamos el pacto que hicimos con nuestro Señor antes de que ninguno de nosotros pusiera el pie en esta tierra, y que resuena en nuestras células, cuando nos reunió a todos ante Él y nos preguntó, alastu birabbikum. Y todos respondimos, balaa. Recordamos la amana con el que nos han sido confiados y recordamos a nuestro Señor. Y es ese recuerdo lo que nos da tranquilidad y sosiego en estos tiempos de terror y ansiedad. Allah dice: “Es solo con el recuerdo de Allah que los corazones se tranquilizan”. Y cuando lo recordamos, Él nos recuerda y nos da su apoyo. Porque, como musulmanes, tenemos un aliado para quien nada es imposible, uno que es todopoderoso y está con nosotros en todo momento. Uno cuyo apoyo es inquebrantable para aquellos que creen en Él, y no de
saparece cuando las cosas se ponen difíciles. Inna-llaha ma’a-l-muminin. Allah está con los creyentes, y nos ha prometido la victoria y el éxito. Allah dice: “Allah les ha prometido a los que de vosotros que crean y practiquen las acciones rectas que les hará sucesores en la tierra como ya hiciera con sus antepasados y que les reafirmará la práctica de adoración que tienen, que es la que Allah ha querido para ellos, y que cambiará su miedo por seguridad”.
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Allah dice que
es Su Libro Poderoso, “Entrad en el Jardín por lo que habéis hecho.” Hemos hablado en la primera jutba sobre el maravilloso regalo que Allah nos ha dado a todos y cada uno de nosotros, el regalo del islam. Pero eso no significa que ahora podamos dormirnos en los laureles, y contentarnos con el status quo. Cuando el Mensajero de Allah estaba en Meca, era musulmán y había recibido la guía de su Señor, pero no se contentó con eso ni aceptó la propuesta de Quraysh quedándose allí, comprometido, desempoderado e integrado en las normas sociales de entonces. Él no estaba dispuesto a aceptar nada menos que la plenitud de los derechos de Allah y ciertamente no estaba dispuesto a aceptar o pasar por alto la idolatría y las indulgencias del Quraysh. Él y sus Compañeros amaban lo que Allah ama y detestaban lo que Allah detesta. La corrupción que vio ante él lo angustió y quiso acabar con ella. Y en solo unos pocos años, él y sus Compañeros habían tenido éxito en sus objetivos y habían creado la sociedad justa de al-Madinat al-Munawwara. No podemos aceptar el kufr en ningún nivel, ya que es desobediencia a Allah y corrupción en la tierra. Y eso es verdaderamente odioso para cualquiera con un corazón bien guiado. Allah dice: “Y ha hecho que la incredulidad, la desviación y la desobediencia te sean odiosas.” Bien podríamos estar muertos si eso no nos molesta. Cuando se le pidió a Hudhayfah que describiera a alguien que vivía y aún estaba muerto, él respondió: “El que no prohíbe lo reprobable con su mano, ni con su lengua ni con su corazón”.
Para nuestra propia salud y bienestar y para la salud y el bienestar de las sociedades en las que vivimos, no podemos aceptar menos que el din de Allah en su plenitud. Ya no podemos simplemente contentarnos con partes de él, incluso si esas partes superan con creces lo que cualquier otra persona tiene. Allah dice: “Oh tú que crees, entra completamente en as-salm”. Muchos de los mufassirin interpretan que ‘as-Slam’ significa islam. Eso significa un din que combina ‘ibada y mu’amala; un din que impacta en cada aspecto de nuestras vidas: nuestros hogares, nuestras calles y nuestros lugares de trabajo, no solo nuestras mezquitas, madrasas y zawiyas; un din que define cómo comerciamos y no solo cómo rezamos; un din que nos empodera a nosotros y a nuestras comunidades y no nos aísla de la sociedad en general. Esto significa la revitalización total y el restablecimiento de la Sunna. Este debe ser el objetivo y la tarea de todo musulmán vivo hoy en día. Debemos estar con y entre la gente de conocimiento y comprensión y la gente de acción.
Agradecemos a Allah por el regalo del Islam y por colocarnos entre las filas de los musulmanes. Y le pedimos que nos dé el éxito y la capacidad de poner en práctica Su din en este tiempo. Le pedimos a Allah que una vez más nos convierta en las mejores naciones al restaurar a nuestros líderes, y nos permita ordenar lo correcto y prohibir lo incorrecto. Y le pedimos que nos haga amar lo que Él ama y detestar lo que Él detesta, y que solo nos conformemos con lo que Él quiere.