La provisión

Cuando somos niños tenemos multitud de sueños y planes para la vidas, las posibilidades son infinitas. Esperamos con expectación lo que está por venir, las alegrías y los desafíos, hasta que interviene el miedo por la provisión. No hay nada que retenga y atrape tanto al ser humano como el miedo por la provisión. Si sucumbe a esto, detiene su vida y se dedica a un trabajo en el que no tiene ningún interés o incluso le disgusta.

El miedo por la provisión es algo que siempre ha afectado al ser humano, pero es particularmente relevante recordarnos de dónde proviene en esta sociedad que favorece ese miedo mediante presión económica y un continuo estímulo a consumir. Mucha gente se dedica a un trabajo que no le interesa y le causa frustración o depresión que en muchos casos solo pueden sofocar mediante la bebida. Sin embargo, la mayoría no sale de este ciclo, sino que se resigna porque teme por su provisión, teme no poder pagar el alquiler o las facturas, o no aportar sustento a sus familias. Tenemos que tener el conocimiento y la certeza de que Allah es Ar-Razzaq para protegernos de la forma en que la sociedad nos intenta condicionar.

El estado moderno no ve a las personas como seres humanos con necesidades espirituales, más allá de lo material, sino que las ve como unidades productivas y unidades de consumo, piezas del engranaje. Y así, cada vez más, desde el momento en que nacen, en lugar de educarlos, más bien los adoctrina. En la mayoría de los casos, las escuelas y universidades ya no son lugares de aprendizaje, son cintas transportadoras, que confieren a las personas las habilidades necesarias para ingresar al mercado laboral y ser productivos y consumidores.

Sin embargo, nuestra provisión nos llegará independientemente de lo que hagamos. No podemos escapar de ella. Está escrito para nosotros y Allah nos lo ha prometido. Allah dice: 

 “Y en el cielo está vuestro sustento y lo que se os ha prometido. Y por el Señor del cielo y de la tierra que todo esto es tan cierto como que habláis”.

(Corán, 51:22-23)

Es tan seguro como la muerte. El Profeta dijo:

“El rizq busca al esclavo de la misma manera que lo hace su hora”. Y, al igual que la muerte, no se puede escapar de él, no se puede evitar. El Profeta dijo:

“Si trataras de escapar de tu provisión, tu provisión te perseguiría de igual manera que te vendrá la muerte”. Cada céntimo que ganemos, cada bocado que comemos está garantizado para nosotros. Y no nos encontraremos con nuestro Señor hasta que hayamos recibido hasta la última parte. El Profeta dijo:

“Ningún ser humano morirá hasta que haya recibido su provisión por completo”. En su totalidad, todo te llegará y nadie te lo puede quitar. Por lo tanto, no tenemos que preocuparnos por ello ni por su adquisición, no tenemos que hacer que ese sea el foco de nuestras vidas. Si lo hacemos habremos perdido el norte. Habremos puesto como meta algo que no es más que un medio, el combustible y el vehículo para llegar al destino. No nos llevaremos ninguna de las posesiones materiales de esta vida a la otra. El propósito de nuestras vidas no debería ser simplemente sobrevivir. No debemos ceder ante la ansiedad por la provisión y dejar que nos atrape en una existencia servil y aparentemente sin sentido. En lugar de eso, debemos confiar en Allah y ser conscientes de que Él nos cuidará a nosotros y nuestras familias, igual que provee a animales, aves y todo lo que existe.

Pedimos a Allah que nos dé firme certeza de que Él es Proveedor y nos libre de preocupación.

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Musulmanes, nuestro rizq está garantizado, pero no sabemos cuál será. El conocimiento del futuro, el conocimiento de lo que obtendremos y hacia dónde iremos lo tiene únicamente Allah. Simplemente actuamos de acuerdo con las leyes que Él ha establecido y por las cuales se rige la creación. Por lo tanto, al decir que nuestro rizq vendrá a nosotros sin importar lo que hagamos, no estamos diciendo que podemos sentarnos y no hacer nada, esperando que caiga en nuestras manos. Nuestras acciones son tan parte de nuestro rizq como nuestros bienes y posesiones materiales, y la falta de actividad y acción es perjudicial para nuestro bienestar. El ser humano avanza o retrocede, no hay un tercer estado. Allah dice: 

“Para quien de vosotros quiera adelantar o retrasar”. (74:37) No hay tal cosa como quedarse parado, así que nunca pongas tu vida en espera, nunca te sientes y esperes que te llegue todo. Eso no es tawakkul, sino ingratitud por la fuerza y las habilidades que tu Señor te ha dado, y un camino seguro hacia el miedo, la ansiedad y la depresión.

Nada de lo dicho en el primer jutba trata de desalentar a las personas a que trabajen, porque el trabajo es una parte necesaria y digna de elogio de la existencia de todos aquellos a quienes Allah envió para que emulemos. Allah dice:

“Antes de ti no hemos mandado ningún enviado que no comiera alimentos y anduviera por los mercados”. (25:20) Caminar en el mercado implica comercio, ganarse la vida. Sayyidina Dawud era herrero, fabricaba y vendía armaduras, y nuestro propio Profeta llevó caravanas de bienes entre Meca y el Sham. A pesar de su conocimiento de que todo lo que necesitarían les llegaría, nunca se quedaron de brazos cruzados ni consideraron que podían retirarse del mundo. Pero su trabajo nunca fue el foco de su existencia, su foco siempre fue acercarse a Allah. Su trabajo nunca fue algo en lo que se sintieron forzados, siempre fue por gratitud a Allah. 

Nuestro tiempo en este planeta es muy corto, por lo que es importante que aprovechemos cada segundo. No queremos perder el tiempo haciendo lo que nos aleja de nuestro Señor, ya sea porque la actividad en sí misma es un acto de desobediencia a Allah, o porque nos agota y nos desgasta, y nos drena la alegría y el agradecimiento.

Lo que necesitamos, más que nada, para aprovechar al máximo la existencia en este planeta, es que Allah ponga baraka en nuestras vidas. Y esa baraka viene de varias maneras. Lo primero y más importante es creer en Allah y seguir sus mandatos lo mejor posible. Allah dice:

“Si las gentes de las ciudades hubieran creído y se hubieran guardado, les habríamos abierto las bendiciones del cielo y de la tierra”.

(Corán, 7:96)

Y el Mensajero dijo:

“Allah dice: ‘Hijo de Adam, si te dedicas a Mi adoración, llenaré tu pecho de riqueza y eliminaré tu pobreza. Pero si no lo haces, ocuparé sus manos con trabajo y te dejaré en la pobreza”.

Además, debemos asegurarnos de que es a Él a quien nos volvemos en cada momento y a Él pedimos perdón cada vez que nos equivocamos. Allah dice:

“Y les he dicho: Pedid perdón a vuestro Señor, Él es muy Perdonador. Enviará sobre vosotros el cielo con lluvias abundantes y os dará más riquezas e hijos, así como jardines y ríos.” (71:10-12) En otras palabras, Él llenará vuestras vida de abundante baraka.

Y debemos asegurarnos de corresponder Su generosidad y dar fácilmente de lo que nos ha dado. Es fácil dar de algo que recibimos inesperadamente, o de algo que hemos conseguido con poco esfuerzo. Lo que nos impide gastar del resto de nuestra riqueza es la actitud que es nuestra por mérito propio y únicamente fruto de nuestros esfuerzos. Todo lo que recibimos, ya sea un salario fijo o una herencia inesperada, son regalos de Allah. Así que debemos gastarlo igualmente y obtendremos beneficios en este mundo y el próximo. Allah dice en un hadiz qudsi:

“Gasta y gastaré en ti”. Y como sabemos, el gasto de Allah no es como el nuestro, Él devuelve con creces lo que gastamos. Estos son algunos de los secretos de una vida con baraka, y sin baraka no podemos realmente tener una vida gozosa y plena. 

Le pedimos a Allah que ponga baraka en nuestras vidas. Le pedimos que expanda nuestra provisión, nos la dé desde donde no la esperamos y elimine de nuestros corazones todo temor y ansiedad.

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