Alhamdulillah, Quien creó todas las cosas existentes con Su poder, ordenó todos los asuntos con Su sabiduría e hizo de los creyentes hermanos en Su amor y misericordia, y les prohibió el odio y la división dentro de su comunidad.
Doy testimonio de que no hay más dios que Allah, Único, sin parecido, y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero ﷺ, Paz y bendiciones sobre su familia y todos sus compañeros.
¡Musulmanes!, tened taqwah de Allah, y adorad a vuestro Señor en secreto y en público, y aconsejad a quienes os pidan consejo, guiad a quienes os pidan guía, sed veraces y dignos de confianza, y responded a las palabras de Allah Todopoderoso, Quien dijo: «Vosotros que creéis! Temed a Allah y permaneced con los veraces».
«Estad con los veraces», es decir, estar en los dichos, los hechos, en el carácter y en dar consejos. El Islam nos exhorta a ayudarnos mutuamente en todos los asuntos, los relacionados con esta vida y con la Otra. El Profeta ﷺ comparó al creyente con un espejo, «El creyente es un espejo para su hermano creyente. Le protege contra la pérdida y defiende su espalda». Una frase corta, pero con un profundo significado, que provino del Mensajero ﷺ, a quien se le concedió un lenguaje conciso y completo, como él dijo: «He sido enviado con elocuencia». Quien profundice en el significado de estas dos palabras comprenderá parte de lo que el Profeta ﷺ quiso decir. ¿Por qué comparó el Profeta al creyente con un espejo?
En primer lugar, una de las características de un espejo es la veracidad. Refleja la imagen tal como es, de modo que en él no se ve más que la verdadera realidad, sin hipocresía, engaño o falsedad. Del mismo modo, el verdadero creyente no miente a su hermano, no lo engaña, no le hace daño, ni le envidia. El Profeta ﷺ dijo:
El musulmán es hermano del musulmán; no le hace daño ni lo abandona. Quien ayuda a su hermano en necesidad, Allah le ayudará en la suya. Quien alivia a un musulmán de una dificultad, Allah le aliviará de una dificultad el Día de la Resurrección. Quien oculta las faltas de un musulmán, Allah ocultará sus faltas el Día de la Resurrección.
Por lo tanto, el verdadero creyente se caracteriza por la veracidad y jamás la abandona. Es sincero consigo mismo, con su familia, con sus hijos, en su comunidad, y con sus amigos y vecinos; pues la verdad y la mentira no pueden coexistir en un mismo corazón. Allah Todopoderoso dice: «Solo los que no creen en los signos de Allah inventan mentiras». Este es un criterio divino para todo aquel que desee poner a prueba su creencia. Por ello, el Profeta ﷺ nos advirtió contra la mentira cuando dijo: «Aferraos a la veracidad, pues la veracidad conduce a la rectitud, y la rectitud conduce al Paraíso. Y guardaos de la mentira, pues la mentira conduce a la maldad, y la maldad conduce al Fuego».
Lo que más caracteriza a un espejo es que sea fidedigno en su reflejar, es decir, ni añade ni quita nada. Muestra las virtudes y los defectos sin exagerar nada más allá de su verdadera naturaleza. Del mismo modo, el verdadero creyente no oculta ninguna de tus faltas; te alerta acerca de un defecto que observa para advertir sobre él y su posible agravamiento. Se ha dicho: «Un verdadero amigo es aquel que es veraz, no aquel que simplemente está de acuerdo con lo que haces». No te alaba por lo que no tienes, ni te critica delante de otros. Al contrario, elige el momento y el lugar adecuados para ofrecer consejo. El creyente oculta y aconseja, mientras que el descarriado desvela y avergüenza. Sayyiduna Umar dijo: «Que Allah tenga misericordia de quien me regala mis faltas». Porque las faltas y los errores son un gran regalo que ofrece un creyente sincero. Y es uno de los derechos de un musulmán hacia otro musulmán el aconsejarle si le pide consejo. Yarir se acercó al Profeta ﷺ y le dijo: «¡Oh, Mensajero de Allah! Te juro lealtad al Islam». Él respondió: «Sí», y le puso como condición: «y debes aconsejar a todo musulmán». Así, Yarir le juró lealtad con esa condición.
¡Siervos suyos! Como vemos, la cualidad del espejo es que muestra claramente las virtudes y las faltas, y revela las cualidades y los defectos, y luego permanece en silencio. Asimismo, un creyente no debe revelar las faltas de su hermano, ni a su enemigo ni a su amigo. Tampoco debe aconsejar a nadie con reproches, regañinas, ni alzando la voz. Al contario, el que es sincero en su consejo elige las expresiones más refinadas y las palabras más correctas para dirigirlas a aquel a quien aconseja, y debe hacerlo lejos de las miradas ajenas, para que su consejo no se convierta en algo público. Debe actuar en su recordatorio con suavidad. «Y hazles recordar, en verdad que el recuerdo beneficia a los creyentes».
Otra cualidad del espejo es su nitidez. Es completamente nítida la imagen que refleja. ¿Acaso puedes ver tu verdadero rostro en un espejo sucio o borroso? De igual manera, el creyente sincero debe purificar su corazón de todo odio, envidia o impureza para hacerse digno de la tarea de aconsejar, ya que, de aquel cuyo corazón no es puro, lo más probable es que lo que recibas venga mezclado con dosis de hipocresía, traición, daño o maldad. Por eso el Profeta ﷺ dijo: «La taqwah está aquí», señalando su bendito pecho. A veces, la lengua puede decir lo contrario de lo que hay en el corazón.
La naturaleza del espejo es que refleja tu imagen solo cuando estás frente a él; una vez que te alejas, tu imagen desaparece. De igual manera, un creyente te protege en tu ausencia, oculta tus faltas y no revela tus posibles defectos ni imperfecciones a nadie. ¡Creyentes!, quien mire en el espejo de su hermano y encuentre una falta, que agradezca a Allah que le haya provisto de alguien que le señale su error antes de que sea demasiado tarde. Porque como ya nos señaló el Profeta, ﷺ la creencia no se completa hasta que uno desea para su hermano lo que desea para sí mismo.
Siervos de Allah tened taqwah y velad por la pureza de vuestros corazones y la sinceridad de vuestras intenciones. Sed espejos los unos para los otros, revelando el bien y ocultando el mal.
Allahumah, oculta nuestras faltas, perdona nuestros errores y haznos veraces en nuestros consejos, y no permitas que seamos de los que dicen lo que no hacen. Haznos ser de los que dan y reciben consejos, y de los que los aceptan. Protégenos de la arrogancia, el odio y la envidia.
Allahumah, bendice a nuestro emir y a nuestra comunidad, danos el regalo del amor entre nosotros que haga que la buena opinión prevalezca siempre y los defectos se borren barridos por una acción generosa como la lluvia que Allah manda a la tierra.
Allahumah, riega nuestras tierras y no permitas que seamos de los que se desesperan. Allahumah, riega a tus siervos y a tus bestias, extiende tu misericordia y da vida a la tierra árida.
Allahumah, protege a los oprimidos y dales paciencia y esperanza en tu Decreto y en tu Justicia. Amin.


