Mensaje de Sheij Ahmed en la Fiesta de la Mezquita


Buenas tardes, casi noches ya a todos. Lo primero, como no podía ser de otra manera, es agradeceros vuestra presencia en este lugar bendecido, un lugar que cuenta con un marco incomparable, uno de los más bonitos de nuestro país, y por qué no decirlo, y aquí me sale mi vena de granadino, uno de los marcos más bonitos de este mundo.
Un marco que es fruto y resultado de lo que hoy quiero hablaros, que no es otra cosa que el camino del Islam. ¿Y qué mejor lugar para hablar del Islam que este en el que nos encontramos? ¿Cómo hablar del Islam, cómo resumir en unos pocos minutos un océano, cómo condensar en pocas palabras una forma y un modo de vida?
Hoy le he estado dando muchas vueltas a esta misma pregunta, qué decir, de qué hablar, qué tratar de transmitir, qué imagen tratar de dar, cómo hacer comprender lo que realmente es el Islam. Y en esas estaba, pensando sobre ello, cuando ha venido a mi corazón y a mi mente un pasaje del Corán, un pasaje maravilloso, que describe no el Islam, si no al Mensajero del Islam, a Muhammad, salla allahu alaihi wa sallam.
Y en ese momento todo se ha puesto en su sitio, ya que ¿existe acaso una manera mejor para hablar del algo, que la persona que encarna en sí mismo, en todo su comportamiento, en todas sus acciones, en sus palabras y en sus silencios, lo que realmente es el Mensaje del Islam?
Él era la personificación del Islam. Y ese pasaje, es cuando Allah, cuando Dios, lo describe diciendo: “En verdad que os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo”.
Este es Muhammad, este es el Mensajero del Islam, y esta descripción es perfectamente aplicable al resto de los Profetas y Mensajeros enviados a los seres humanos; es una descripción aplicable a Moisés, que deja las riquezas de este mundo pasajero por su gente, que renuncia a todo por su gente, enfrentándose por ello, y sufriendo las consecuencias, a uno de los tiranos más grandes conocidos en la historia de la humanidad; es una descripción aplicable por supuesto a Jesús, que se desvive por su gente, que se preocupa por ellos, que es todo bondad, indulgencia y buen carácter, que está empeñado en su gente, que le duele, que sufre, cuando, ya no solo alguien de su gente si no cualquier persona, padece algún tipo de mal. Este es Jesús, y como él era Moisés y como él era Muhammad.
¿Y sabéis qué es lo más maravilloso de todo esto? Que si reflexionamos con sinceridad sobre ello, nos damos cuenta de lo cerca que estamos unos de otros, nos damos cuenta de que los Mensajeros y Profetas son muy similares, todos ellos dándolo todo por su gente, y nos damos cuenta también de que el camino al que llaman, el sendero que establecen, es un sendero cuyas bases son las mismas.
Sabiendo y conociendo esto, yo me pregunto: de dónde viene entonces el odio, de dónde viene la enemistad, de dónde vienen los enfrentamiento. ¿Qué ejemplo siguen los que, diciendo actuar en el nombre del Islam, atacan y asesinan a gente inocente? ¿Qué camino siguen los que, diciendo actuar en nombre de Allah, atacan y asesinan a gente inocente?
Si os digo la verdad, no se cuál es el camino que siguen, pero si os puedo decir, con total certeza y sin miedo a equivocarme, cuál es el que no siguen. No siguen el camino del Islam, no siguen el camino establecido por Dios, por Allah, o como lo queramos llamar, no siguen el camino establecido por el Profeta Muhammad, ni el establecido por el Profeta Jesús ni el establecido por el Profeta Musa; pues todos esos caminos tienen el mismo origen y ese origen es: “En verdad que os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; es penoso para él que sufráis algún mal, está empeñado en vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo”.
No hay religión ni forma de vida que no llame a la bondad, al buen trato, a la indulgencia; no hay religión ni forma de vida que llame al asesinato, al maltrato, a la barbarie ¿por qué? Porque no hay religión ni forma de vida que provenga de Dios que no llame a que después de este mundo hay una próxima vida, en la que seremos de los afortunados o de los desgraciados, y esto es la clave de todo.
Ya que todo depende de nuestra forma de vida aquí, todo depende de nuestro presente, todo depende de nuestro comportamiento, de nuestro trato hacia los demás, sean de la creencia que sean, sean de la religión que sean. ¿Acaso puede alguien de vosotros concebir que alguien que asesina a gente inocente podrá estar en la próxima vida en el Jardín del Edén?
Es imposible, es imposible que así sea, y esto es para todos, seguidores de Jesús, de Moisés, de Muhammad, es lo mismo para todos, ya que todos nos llaman a lo mismo, todos nos llaman al buen trato, todos nos llaman a la bondad, a la indulgencia, al perdón, a la consideración con los demás, y todos nos dicen: “Dependiendo de lo que hagáis en esta vida, será lo que obtengáis en la Próxima”.
Así que a lo que hoy os estoy llamando, lo que os quiero mostrar, lo que quiero compartir con vosotros, es que comprendamos que no hay excusa ni lugar para los terroristas asesinos en el Islam ni en ninguna otra forma de vida, ya que ese no es el camino mostrado por ninguno de los Profetas y Mensajeros.
¿Acaso no es esto bello? ¿Acaso no es esto hermoso? Pues esta es la realidad, no hay más, las diferencias que pueda haber entre los Mensajeros y entre sus caminos son secundarias, pero el origen es el mismo y el final es el mismo también; y esto es lo que quiero que comprendamos, pues este es uno de los grandes regalos que Dios, que Allah, ha dado a la humanidad.
Me despido de vosotros abriéndoos nuestros corazones y nuestras puertas, recordándoos que estamos a vuestro servicio y disposición para todo lo que necesitéis, recordándoos que estamos al servicio de todos aquellos que se quieran acercar, de todos aquellos que quieran conocer, de todos aquellos que quieran saborear la belleza y la dulzura del Islam.
Muchas gracias por vuestra asistencia, muchas gracias por vuestra atención, espero que hayáis disfrutado de nuestra compañía y espero que el año que viene volvamos a encontrarnos en este lugar bendecido, ya que esta es vuestra casa y en todo lo que necesitéis, en todo lo queráis, trataremos de serviros y ayudaros, de la mejor manera que seamos capaces.
Buenas tardes
 Assalamu Alaykum.