Alhamdulillah, Quien una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita Inviolable hasta la Mezquita más lejana. Luego lo hizo ascender a los cielos más altos, luego al Árbol del Loto del Límite y pudo ver algunos de los mayores signos de su Señor. Doy testimonio de que no hay más dios que Allah, único, sin parecido. Él posee los nombres y atributos más bellos. Y doy testimonio de que Muhammad es Su siervo y Su amado mensajero elegido ﷺ; paz y bendiciones sobre su familia y todos aquellos que siguen su camino y sunnah hasta el Día de la Resurrección.
¡Musulmanes! Todavía estamos respirando las brisas del sagrado mes de Rayab, en el que Allah honró a Su Profeta con el milagro del Viaje Nocturno y la Ascensión. Allah Todopoderoso dijo:
«¡Gloria a Quien una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita Inviolable hasta la Mezquita más lejana, aquella cuyos alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de Nuestros signos! Verdaderamente, Él es Quien oye y Quien ve» (Corán 17:1).
El milagro de Isrá y Miʿráŷ aumenta la fuerza de la fe de la gente de Tawhid y los motiva a acercarse a Allah con buenas obras. Por su creencia en ello, sus almas se elevan, su espíritu se purifica y vencen los deseos y las pasiones, de acuerdo con las palabras de Allah Todopoderoso:
«Pero quien temió que habría de comparecer ante su Señor y refrenó su alma del deseo, tendrá como morada el Jardín» (Corán 79:40-41).
El milagro del Isrá y el Miʿráŷ fue un respaldo al mensaje del Profeta ﷺ y una prueba del grado de fe de aquellos que creyeron con él. También fue un consuelo para el Mensajero ﷺ después de la dura prueba que experimentó durante ese difícil periodo: la muerte de su tío Abū Ṭālib y de su esposa Jadiya (que Allah esté complacido con ella). Tras sus muertes, el duelo de nuestro Profeta ﷺ se intensificó tanto que ese año fue llamado ʿām al-ḥuzn (el año de la tristeza). Allah Todopoderoso le concedió estos dos viajes asombrosos, uno en la tierra y otro en los cielos, para fortalecer su determinación en la transmisión del Mensaje. Este milagro ocurrió antes de la hégira a Medina, para aumentar la fe de los muhayirín.
Antes del Isrá y el Miʿráŷ, el Mensajero de Allah ﷺ y todos aquellos que aún estaban en Meca con él experimentaron pruebas severas. El asedio al que fueron sometidos fue una dura prueba: un asedio psicológico, económico y social. A pesar de su severidad, esto no afectó el imán de los musulmanes ni los llevó a abandonar su dīn, ni cambió sus creencias. Por el contrario, Allah aumentó su imán y su paciencia para soportar las dificultades, pues fueron afligidos con hambre, sed, opresión y prisión. Allah ha dejado claro a los creyentes pacientes que con la dificultad viene la facilidad, que con la aflicción viene el alivio y que Allah no abandona a los creyentes. La victoria está en la paciencia, y el éxito radica en aferrarse al dīn tanto en tiempos de facilidad como de dificultad.
¡Siervos de Allah! El propósito del Isrá y el Miʿráŷ fue que el Profeta ﷺ viera los mayores signos de su Señor. Entre estos signos estaba su acompañante, Yibrīl, quien lo acompañó en la tierra y en el cielo, y fue su guía, consejero, ayudante y apoyo. Otro de los mayores signos fue el Burāq, una de las maravillas de la creación de Allah, Todopoderoso, cuyo atributo era que podía llegar de un solo paso hasta donde alcanzaba la vista. Su velocidad es incomparable, mayor que la velocidad de la luz.
Asimismo, entre los signos que vio el Profeta ﷺ estaba Yibrīl en su forma de ángel. Dijo el Profeta ﷺ: «Vi a Yibrīl en el Árbol del Loto del Límite, y tenía seiscientas alas».
Allah, alabado sea, dice:
«Y lo vio otra vez en el Árbol del Loto del Límite»(Corán 53:13-14).
Es decir, lo vio en su forma angelical.
Entre los signos también está la Bayt al-Maʿmūr (la Casa Visitada), por la que Allah juró en el Corán en la Sura del Monte:
«Por el Monte, por un libro escrito, en un pergamino desenrollado, por la Casa Visitada»(Corán 52:1-4).
Se trata de una casa en el cielo, alrededor de la cual giran innumerables ángeles cercanos a Allah. Se encuentra en el cielo a la altura de la Kaaba; si cayera una piedra desde allí, caería sobre el techo de la Kaaba.
De igual modo, entre las señales que vio, el Profeta ﷺ escuchó el sonido de los cálamos de los ángeles que escribían las obras de los siervos. Las señales y milagros que presenció son innumerables y no se pueden mencionar todas en un jutba.
¡Musulmanes! El propósito del Isrá y el Miʿráŷ fue establecer la obligatoriedad del Salāt para el Profeta ﷺ y su umma. El Salāt es el vínculo entre el siervo y su Señor, el pilar del Dīn y la esencia del Islam. Quien lo realiza en su tiempo señalado está conectado con su Creador día y noche. Quien lo descuida, ha descuidado su dīn y ha abandonado la Creencia y el Islam. Es el único pilar que Allah prescribió en el cielo. Primero ordenó cincuenta oraciones, luego, para aligerar la adoración a Sus siervos, las redujo a cinco.
Quien las realice correctamente será recompensado como si hubiera rezado cincuenta oraciones. Asimismo, la oración debe realizarse en su tiempo prescrito. Allah, alabado sea, dice en el Corán:«Ciertamente, el ṣalāt es una obligación prescrita para los creyentes en tiempos determinados» (Corán 4:103).
Existe una diferencia entre realizar el Salāt dentro de su tiempo prescrito (Adā’) y reponerlo después de su tiempo sin justificación (Qadā’). Quien deja pasar el tiempo del Salāt sin una razón válida ha cometido un acto de desobediencia hacia su Señor.
Entre los pilares del Salāt están la concentración en la oración, la correcta ejecución de la postración (suyūd) y la inclinación (rukūʿ). La esencia del Salāt es la reverencia (jushūʿ) y la sumisión, cualidades que distinguen a los verdaderos creyentes.
Para realizar correctamente el Salāt, es necesario conocer las normas de fiqh, incluyendo aspectos como la postración del olvido (suyūd as-sahw) y cómo corregir los errores en la oración.
Quien no cumple con los pilares del Salāt ni sabe cómo corregirlo, no ha entendido la importancia de su conexión con su Señor. El Salāt será lo primero de lo que se le preguntará al siervo en el Día del Juicio. Si su Salāt es aceptado, lo que venga después será más fácil; pero si es rechazado, ¡ay de aquel que lo haya descuidado!
Allahumah, acepta nuestras oraciones y ayunos, trátanos con Tu bondad, concédenos perseverancia para realizar las oraciones, fortalécenos en la Creencia y adorna nuestros corazones con el imán.
Āmīn.