Alhamdulillah, As Samī’ al Muyīb, pues Allah es Quien jamás defrauda a quienes en Él depositan su esperanza y Quien responde a los afligidos cuando Le invocan.
Doy testimonio que no hay más dios que Allah, Único, sin parecido, y que Muhammad es Su siervo y Mensajero, sallallahu alaihi wa salam, y paz y bendiciones sobre su familia y todos sus compañeros.
¡Musulmanes!, tened taqwah de Allah y tomadlo como provisión, ya que la mejor provisión es la taqwah. Sabed que el du’a (súplica) es un acto de obediencia y un vínculo entre el siervo y su Señor a través del cual el suplicante demuestra su humildad y su necesidad a su Creador y Proveedor. Mediante la súplica, obedece el mandato de Allah cuando Dijo: «Y vuestro Señor ha dicho: Llamadme y os responderé. Es cierto que aquellos cuya soberbia les impida adorarme, entrarán en Ŷahannam humillados». Y el Profeta, sallallahu alaihi wa salam, dijo: «El du’a es la esencia de la adoración». Y en otro hadiz: «es la adoración». ¡Siervos de Allah!, el du’a es el arma del creyente, un vínculo entre el siervo y su Señor, y un medio para conectarse con el Creador en cualquier momento, de día o de noche, directamente con Allah, quien dice en Su Libro: «Y cuando Mis siervos te pregunten acerca de Mí, ciertamente estoy cerca».
El du’a tiene una importancia que se manifiesta de diversas maneras, entre ellas: es un medio para que termine la aflicción. Se ha dicho: nada puede cambiar el decreto excepto el dúa. Mediante la súplica, Allah alivió el sufrimiento de Ayyub, alaihi salam, cuando este le invocó diciendo: «¡Señor mío! En verdad, la adversidad me ha alcanzado, y Tú eres el Más Misericordioso de los misericordiosos». Fue sanado, con el permiso de Allah, después de que la enfermedad lo hubiera afligido durante más de dieciocho años. Y mediante la súplica, Allah sacó a Yunus, alaihi salam, de las tres tinieblas: la del mar, la de la noche y la del vientre de la ballena. Él glorificó a Allah, diciendo: «No hay más divinidad que Tú; ¡Exaltado seas! En verdad, he sido de los injustos». El Profeta, sallallahu alaihi wa salam, dijo: «Quien diga tres veces: “En el nombre de Allah con cuyo nombre nada en la tierra ni en el cielo puede causar daño, y Él es el Omnioyente, el Omnisciente”, nada le hará daño». (Narrado por Abu Dawud).
Sin embargo, existen obstáculos que impiden que un du’a sea respondido. Por lo tanto, quien suplica debe conocer las condiciones para la aceptación y los impedimentos para que su súplica sea respondida. El primero de estos obstáculos es la distracción (alghafla). Si el corazón está distraído, descuidado y negligente, sus oraciones no serán escuchadas. Allah Todopoderoso dice: «Está cerca para los hombres el momento de rendir cuentas y sin embargo ellos, descuidados, se desentienden. No les llega ningún recuerdo nuevo de su Señor que no escuchen mientras juegan». Luego, las faltas, reiteradas y sin tawbah (volverse a Allah completamente), te cierran las puertas que abren los du’as. Allah Todopoderoso dice: «Y si se apartan… Allah quiere afligirlos a causa de algunas de sus faltas. Realmente muchos de los hombres están descarriados».
Por lo tanto, el siervo ha de apresurarse en hacer tawbah y borrar las malas obras con las buenas, «ciertamente las buenas obras borran las malas». El Profeta, sallallahu alaihi wa salam, dijo: «si cometes una mala acción, haz inmediatamente una buena que te haga borrar la falta anterior». Entre las faltas que impiden que los du’as sean respondidos se encuentra la injusticia, que se ha extendido en nuestros días. Allah, Todopoderoso, Dice: «En verdad, los injustos no tendrán éxito». Asimismo, está consumir lo prohibido, trabajar en lo prohibido y ganar dinero por medios ilícitos. Allah, Todopoderoso, dice: «¡Creyentes!, comed de las cosas buenas que os hemos provisto». Lo prohibido impide que el du’a sea respondido, al igual que impide el éxito, el alivio, la paz interior, la tranquilidad y el contentamiento. Quien trabaje o comercie con lo ilícito hará mucho esfuerzo, pero no tendrá baraka. Allah, Todopoderoso, dice: «Allah hace estéril la usura, pero da incremento a lo que se da con generosidad». El Profeta, sallallahu alaihi wa salam, dijo: «Todo cuerpo cuya carne haya crecido a partir de medios ilícitos, el Fuego será más merecedor de él (o será su morada)».
Luego mencionó, sallallahu alaihi wa salam, a un hombre que realiza largos viajes, está despeinado y polvoriento, levanta sus manos al cielo y dice: «¡Oh, Señor!, ¡oh, Señor!»; pero su alimento es ilícito, su bebida es ilícita, su ropa es ilícita, y se nutre de lo ilícito. ¿Cómo puede ser respondida su súplica? Porque quien consume lo prohibido ha transgredido los límites de Allah y «quien traspase los límites de Allah, habrá sido injusto consigo mismo».
¡Creyentes!, para que los du’as sean respondidos se requieren ciertas condiciones. Primero, al ijlás (sinceridad) en la súplica, sin ostentación ni búsqueda de alabanza. Allah Todopoderoso dijo: «Así pues invocad a Allah ofreciéndole, sinceros, solo a Él la adoración, aunque les repugne a los incrédulos».
Luego, el consumir lo lícito, sin duda alguna, como dijo el Profeta, sallallahu alaihi wa salam, a Sa’d: «¡Oh, Sa’d! Come de lo lícito para que tus súplicas sean respondidas».
Otra condición es no suplicar por algo prohibido ni para romper lazos familiares.
Asimismo, la insistencia en el du’a, como dijo el Profeta, sallallahu alaihi wa salam: «Allah ama a quienes insisten en la súplica». De igual modo, no tener prisa, como dijo el Profeta, sallallahu alaihi wa salam: «La petición de cada uno de vosotros será respondida mientras que no se precipite y diga: “¡He pedido a mi Señor y no me ha respondido!”».
Otra condición es la presencia de corazón, es decir, ser consciente y estar presente durante la súplica. El Profeta, sallallahu alaihi wa salam, dijo: «Suplicad a Allah con la certeza de que se os responderá, sabiendo que Allah no responde a la súplica de un corazón negligente y distraído».
Allahumah, responde a nuestros du’as como nos has prometido, concédenos sustento lícito y bueno, protégenos de lo prohibido, de la negligencia, la frivolidad y el olvido, y no permitas que nuestra esperanza en Ti sea en vano. Protege a los oprimidos donde quiera que estén y dales consuelo en sus dúas y en su esperanza en tu Justicia Eterna.
Allahumah, concédenos el Yannah y todo aquello que nos acerque a él y protégenos del Fuego, y concédenos el disfrute de nuestros oídos, nuestra vista y nuestra fuerza mientras estemos vivos, aparta de nosotros Tu ira y Tu enojo, y rectifica nuestras intenciones.
Allahumah, Protege a esta comunidad y a su emir y danos unión entre nosotros y concédenos una vida noble y un buen final, y permítenos morir complacidos contigo. Amin.


