Alhamdulillahi Rabbil alamin. Doy testimonio de que no hay más dios que Allah, Único, sin parecido, y que Muhammad es Su siervo y Mensajero ﷺ y Paz y bendiciones sobre su familia y compañeros.
¡Musulmanes! Tened taqwah de Allah y sed justos entre vosotros, ya que Allah ha ordenado la justicia en todas las cosas y dijo: «¡Sed justos! Eso se acerca más al temor (de Allah)».
Allah ha ordenado la justicia y la benevolencia en varias aleyas de Corán, ser justo consigo mismo, con los demás, con el prójimo, con la familia y con todos los seres. Dijo: «¡Vosotros que creéis! Sed firmes en establecer la justicia dando testimonio por Allah».
El Islam, siervos suyos, consiste en la Creencia, en los actos de adoración y en las transacciones y tratos. La ‘aqida (Creencia) es creer en Allah, en Sus ángeles, en Sus libros, en Sus mensajeros y en el Decreto, nos parezca este bueno o malo. Después de la Creencia, vienen los actos de ‘ibada (adoración) que constituyen los pilares del islam. Y, en tercer lugar, y es de lo que trataremos hoy, están las mu’amalat (transacciones), es decir el trato que mantenemos con lo creado. Son los ajlaq, tales como el perdón y el pasar por alto lo que no es esencial. Asimismo, la bondad y tratar bien a los demás.
Si el creyente cumple con los actos de adoración, pero no tiene buen carácter y se desvía en los tratos y los corrompe, sus actos de adoración no son válidos. Las transacciones son los frutos de los actos de adoración; mejor dicho, son el resultado de la creencia y de la adoración. Por ejemplo, la oración sin ajlaq ni buen trato queda reducida a una serie de movimientos físicos. Allah, Todopoderoso, dijo: «Es cierto que el Salat impide la indecencia y lo reprobable».
Si tu oración no te aleja de la indecencia y de la maldad y no te acerca al buen trato, entonces es un hábito y no un acto de adoración. Gracias a los ajlaq y al buen comportamiento, a las transacciones correctas, los actos de adoración son válidos.
Se le mencionó al Mensajero de Allah ﷺ que una mujer rezaba con frecuencia, ayunaba con frecuencia y realizaba muchos actos de adoración voluntarios. Dijeron: «Oh, Mensajero de Allah, pero ella daña a sus vecinos con su lengua». Él respondió: «Está en el fuego». Redujo a cenizas todos sus actos de adoración con su mal comportamiento. De aquí se puede aprender que la validez de los actos de adoración depende del buen trato. El hombre que cumple adecuadamente con los actos de adoración y los domina, pero trata mal a los demás, es un hombre arruinado tal como explicó el Profeta ﷺ cuando les preguntó a sus compañeros: «¿Sabéis quién es el arruinado?». Dijeron: «El arruinado entre nosotros es aquel que no tiene dinero ni bienes». Y les respondió:
De toda mi gente se habrá arruinado aquel que el Día del Juicio se presente con su Salat, su ayuno y su Zakat debidamente cumplidos, pero al mismo tiempo haya insultado a diestra y a siniestra, hablando mal de uno, apropiándose del dinero de otro, asesinando a aquel, y golpeando a este. Pues tendrá que dar una parte de sus buenas acciones a unos y a otros. Y si se acaban todas sus buenas obras antes de que pague lo que debe, tomará las malas obras y las faltas que hayan cometido las personas a las que ha agredido. Y después de eso, se le enviará al Fuego.
Reflexionemos sobre este hadiz. Todos sus actos de adoración eran válidos, pero los invalidó por sus malas obras. Un hombre que actúa de esta forma no consigue sino sufrimiento en esta vida, y ser atormentado en la Otra por sus malas acciones.
Si prolongas el suyud y el ruku’ y haces mucho ayuno, pero violas los derechos de los demás, y los tratos y las transacciones (los contratos de compraventa, el alquiler, el comercio, la convivencia, etc.), invalidas tus actos de adoración. El Emir de los Creyentes, Umar ibn al-Jattab, le pidió a un hombre que nombrara un testigo para que testificara a su favor en un caso. Cuando lo trajo, Umar le preguntó: «¿Lo conoces?». Respondió: «Sí». Umar le preguntó: «¿Es tu vecino?». Prestad atención a todas las preguntas que hace Umar pues son sobre las transacciones, sobre los tratos, no sobre los actos de adoración. El hombre contestó: «Yo vivo lejos de él». «¿Has tratado con él en dinares y dírhams?». Dijo: «No». Le dijo: «¿Viajaste con él?». Dijo: «No». Entonces, le dijo Umar (que Allah esté complacido con él): «Quizás lo viste en la mezquita inclinándose y postrándose». Es como si Umar le había dicho: Lo conoces por los actos de adoración, pero no en por sus tratos. Entonces le dijo: «¡Vete porque no lo conoces y no eres apto para ser su testigo!». Este hadiz nos deja claro que el Din se basa en transacciones. Y que estas son las que corroboran los actos de adoración. Por esta razón, el Profeta ﷺ dijo: «He sido enviado para perfeccionar el adab (los buenos modales)».
También dijo: «Ciertamente, los más queridos por Mí y los que estarán sentados más cerca de Mí el Día del Juicio, son aquellos que poseen mejor carácter». No dijo: «Aquellos que más rezan». A una persona no se le conoce en la mezquita, en los círculos de dhikr, ni en la primera fila a la hora del Salat. Más bien, se le puede conocer en los tratos con ella, cuando le prestas dinero, cuando le confías una amana, a la hora de guardar los secretos, respetar a los vecinos, en los mercados y en la compraventa. El verdadero Islam es el que te acompaña a todas partes, no solo en las mezquitas. Es el que se manifiesta en tus movimientos y en tu quietud, en la calle y en el mercado, en secreto o en público, en los buenos y en los malos momentos. Mediante el buen carácter y el buen trato, el Profeta ﷺ difundió el Islam en una época donde prevalecían la injusticia, la ignorancia y la idolatría. Logró influir en esa sociedad gracias a su buen carácter, a su adab (cortesía) y a su buen trato. Allah elogió los ajlaq de Su Mensajero cuando dijo: «Ciertamente tienes un carácter magnánimo».
Allahumah, embellece nuestro carácter y aléjanos de la mentira, del engaño y del mal trato. Limpia nuestros corazones de rencor, de odio y de malas intenciones. Danos un buen final y haz que muramos musulmanes y creyentes. Allahumah, bendice a emir Hisham y guíalo para que lleve esta comunidad a la excelencia. Amin.