Ustadh Abdel Ghani Melara
A’udhu billahi mina shaiṭanir- raŷim.
Bismillahir- Raḥmanir- Raḥim
Wa ṣallallahu wa sallama wa baraka ‘ala
Sayyidina wa Nabiyyina Muḥammad
al Musṭafa, al Karim,
Wa ‘ala alihi wa aṣḥabihi
Wat- tabi’ina lahum bi iḥsanin ila yaumid-din,
Wa sallama tasliman kazira.
Wa la ḥaula wa la quwwata illa bi-llahil ‘aliyyil ‘aḍhim.
¡As-salamu ¡alaikum wa raḥmatullahi ta’ala wa barakatuh!
Voy a hacer un comentario partiendo de la aleya de la Sura de la familia de ‘Imran, en la que Allah subhanahu wa ta’ala dice lo siguiente:
Sois la mejor comunidad que ha surgido para la gente. Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable y creéis en Allah. (Noble Corán, 3:110)
Que ha surgido para la gente, es decir, en bien de la gente. Esto es un elemento esencial de lo que quiero decir. Es importante este punto en el que Allah dice: Sois la mejor comunidad que ha surgido para la gente; todos los comentaristas dicen que eso significa “para el bien de la gente, en beneficio de la gente”. Ibn Abbas, que Allah esté complacido con él, y con su padre Abbas, dijo lo siguiente: “Son aquellos que emigraron desde Meca a Medina y participaron en Badr y en al-Hudaybiyya. Y aquí tenemos ya tres elementos que son esenciales: el primero es la hiŷra. Hiŷra es emigración. Cuando la situación se hace insostenible, se produce la emigración. La emigración de Meca a Medina tuvo lugar cuando la situación en Meca era insostenible y marca el punto a partir del cual, Islam se establece en Medina y luego se expande. Además, la hiŷra tiene otro significado que es “abandonar lo incorrecto”. Nosotros, y cuando digo ‘nosotros’ me refiero a la gente que aceptamos el Islam por la mano de Shaij ‘Abdelqadir, y por lo tanto, no hemos nacidos como musulmanes, tuvimos que emigrar. Experimentamos la hiŷra.
Luego, el segundo elemento que menciona Ibn ‘Abbas es, que participaron en la batalla de Badr. Lo cual implica el ŷihad, el esfuerzo para el establecimiento del Din. Y luego menciona el pacto de Al-Ḥudaybiyya, el pacto de lealtad, es decir el bai’a. Entonces tenemos tres elementos: Tenemos la hiŷra en todo su amplio sentido; tenemos el esfuerzo por establecer el Din y tenemos el compromiso de fidelidad. Y ése es el modelo al que nos llamó nuestro maestro Shaij ‘Abdelqadir aṣ-Ṣufi, raḍi -Allahu ’anhu.
Tenemos que comprender una cosa muy, muy importante, que todos sabemos, pero conviene recordarlo siempre: lo que requiere esta época, esta circunstancia, nuestra situación, es establecer la Sharí’a. Lo que pasa es que la Sharí’a sólo puede ser establecida con garantías por la gente de Ḥaqiqa, por la gente de la realidad. Porque si no, se convierte en lo que podemos ver en muchas situaciones en el mundo, a nuestro alrededor.
‘Umar ibn al-Jattab, que Allah esté complacido con él, dijo: “El que haga lo que hicieron ellos (los primeros musulmanes, los que se establecieron en Medina al-Munawwara) será como ellos”. Y la razón por la cual la única gente que puede establecer la Sharí’a, que es lo que necesitamos y lo que requiere nuestra situación y esta época, es la gente de Iḥsan, la gente de la Ḥaqiqa, es que ellos están en un proceso de luchar contra ellos mismos, contra sus nufus. Porque eso era la condición de los ṣaḥaba, que Allah esté complacido con todos ellos. Esa era su estación.
Muŷahid, que es un comentarista del Corán, de los que tomaron de Ibn ‘Abbas, añade a esto: sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de la gente, si se dan las condiciones mencionadas en la aleya. Las condiciones mencionadas en la aleya son: Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable y creéis en Allah.
En las muy conocidas aleyas que hay un poco antes de éstas con las que he empezado, en la misma Sura de la familia de ‘Imran, Allah dice: ¡Vosotros que creéis! Temed a Allah como debe ser temido y no muráis sin estar sometidos. (3:102) Y luego dice: Y aferraos todos a la cuerda de Allah. (3:103) “La cuerda de Allah” por supuesto es el Din, es el Corán. Pero es también ese modelo que nuestro Shaij nos dejó, basándose en la práctica de la gente de Medina, que es el hecho de que las comunidades, al nivel que sea, tanto a nivel local, como a un nivel nacional, deben establecerse en torno al principio de autoridad.
Y luego dice: y no os separéis (3:103). Muchas veces cuando oímos esta aleya pensamos en algo genérico, como muy global. Pero se refiere a cada situación. En nuestra situación aquí, por ejemplo, se refiere a esta comunidad. Y no os separéis (3:102), es decir: aceptad todos, el principio de autoridad, como algo necesario, para que el Din pueda ser establecido.
Y luego dice: Y recordad el favor de Allah con vosotros cuando érais enemigos (3:103) Éramos enemigos porque la naturaleza de nuestro nafs es que cada uno va a lo suyo, cada uno mira por su propio interés. En el Corán Allah ejemplifica perfectamente la realidad del nafs con las palabras de Fir’aún cuando dice Yo soy vuestro señor más elevado (79:24). En un sentido, el nafs quiere ser Allah subḥanahu wa ta’ala, porque viene de Allah. Y cuando Ibrahim le dijo a Nemrod: “Mi Señor da la vida y da la muerte” (2:258), Nemrod le respondió: “Yo doy la vida y doy la muerte” (2:258) y mandó traer a dos prisioneros, matando a uno y dejando con vida al otro. Entonces sayyidina Ibrahim le dijo: “Allah trae el sol desde el oriente, tráelo tú desde occidente. Y quedó confundido el que se negaba a creer.” (2:258) Se quedó sin palabras.
Y la aleya de Ali ‘Imran continúa: Estabais al borde de caer en un abismo del Fuego y os salvó de él. Así os aclara Allah Sus signos para que podáis guiaros. (3:103) Y justamente después de esto dice: Para que de vosotros surja una comunidad que llame al bien, ordene lo reconocido e impida lo reprobable. Esos son los que cosecharán el éxito.” (3:104)
Entonces ahora vamos a decir qué es el ma’ruf y qué es el munkar. Y esto es muy importante también. Porque el ma’ruf es aquello que nuestra naturaleza aprueba, nos dice que es bueno y está en concordancia con la Ley revelada correcta, con la Sharí’a. Y el munkar es lo que nuestra naturaleza niega, rechaza de una forma natural -si nuestra naturaleza está sana, si no está corrompida- y la Sharí’a recta aprueba. Y es curioso cómo se ha cambiado el significado de las palabras hasta tal punto que cosas, que nuestra naturaleza rechaza de una forma natural, y que la Ley revelada aprueba o desaprueba, no son reconocibles. Tradicionalmente, ha existido en español, la expresión “contra naturam”, contra natura, refiriéndose a ciertos pecados, a ciertas faltas, entre ellos por ejemplo la usura. Siempre se ha descrito como que es algo contra natura. Y es curioso porque si acudimos a un diccionario actual, encontramos que la definición de usura es: “el interés excesivo en un préstamo”. Y la palabra “excesivo” ha sido añadida hace unos años. Antes no se mencionaba la palabra “excesivo”. Se mencionaba solamente el interés.
Y lo mismo ocurre con muchas otras cosas. En esta época nos hacen llamar, por ejemplo, “matrimonio” a cosas que no son matrimonio y un sinfín de cosas en las que no me quiero detener ahora. Pero lo que sí está claro es que nuestra naturaleza sabe perfectamente lo que es ma’ruf y lo que es munkar, sabe lo que es reconocido y lo que es reprobable. Nuestra naturaleza lo sabe y luego lo encontramos expresado en la Sharí’a. Lo cual significa también que es muy importante que, tanto a nivel individual de cada uno de nosotros, como a nivel de comunidad, sepamos qué es ma’ruf y qué es munkar.
Además, hay un matiz entre ma’ruf y munkar, porque dentro de lo ma’ruf hay cosas que son aconsejables y cosas que son obligatorias. Mientras que dentro del munkar todo es rechazable. El Profeta, ṣallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘El que ordena lo reconocido e impide lo reprobable es el califa de Allah en Su Tierra, el califa de Su Mensajero y el califa de Su libro’. Y no podemos olvidar que ordenar o mandar en árabe es amara, la raíz de la que deriva amir.
Emir ‘Abdel Qádir al-Ỹaẓairi, que era un emir y un ṣufi, en su libro al-Mawaqif dijo, comentando el hadiz que dice: “Quien de vosotros vea un munkar, que lo cambie con su mano, y si no puede, con su lengua, y si no puede, con su corazón, y esto es lo más débil del iman”, de la creencia. Emir ‘Abdel Qádir al- Ỹaẓairi dice: Cambiar el munkar con la mano le corresponde al emir y a los gobernantes. Cambiar el munkar con la lengua le corresponde a los ‘ulamá. Y cambiar el munkar con el corazón le corresponde a la generalidad de los creyentes.
Y cuando dice “lo más débil” en realidad lo podemos entender que lo mínimo, lo imprescindible, es rechazarlo con el corazón. Pero para poder rechazarlo con el corazón primero tienes que saber qué es munkar y qué no es munkar.
Pero hay un elemento más. Hay gente –y esto lo menciona también el emir ‘Abdel Qádir– que ve que el actor en las cosas es Allah subhanahu wa ta’ala, basándose en aleyas del Corán, como, por ejemplo, aquella en la que Allah dice: Allah os ha creado a vosotros y a lo que hacéis (37:96).
Pero antes de seguir con este aspecto quiero citar unas palabras del Profeta, ṣallallahu ‘alaihi wa sallam, cuando dijo: “Ordenad lo reconocido, aunque no lo pongáis en práctica todo, e impedid lo reprobable, aunque no lo impidáis todo”.
Entonces la aleya que dice Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable (3:110), si la consideramos desde el punto de vista de lo que puede sugerir para la gente del recuerdo de Allah, la podemos entender aún más profundamente. He dicho al principio que lo que toda situación, especialmente la nuestra y la de los musulmanes en el mundo, lo que se requiere como algo urgente, como algo esencial, es establecer la Sharí’a, establecer Islam. Pero al mismo tiempo la única gente que está en condiciones de hacer eso, es la gente que sigue un camino espiritual dentro del Din, que sigue el maqam (estación) del Iḥsan.
Porque si no, están a la merced de sus egos, de sus nufus. Todos estamos a la merced de nuestros egos. Pero al menos la gente del Camino está luchando para cambiar eso. Están intentando purificar sus corazones de manera que intentan hacer las cosas para obtener la complacencia de Allah y no para obtener algo de este mundo, sea lo que sea. Si no es así, no acabamos nunca. Y eso lo hemos podido ver a la hora de intentar poner en práctica lo que recibimos de nuestro shaij. En cualquier caso, la gente de Allah, los shuyuj, siempre están hablando, siempre están mirando algo que vendrá, algo que está en el horizonte. No necesariamente algo que está en el momento en el que ellos hablan. Y Allah sabe más. Lo cual significa que tiene que haber un grupo de gente cuyo estado haga que los demás despierten y cuyas palabras indiquen, señalen a Allah subḥanahu wa ta’ala. Y que llamen al bien supremo que es el conocimiento de Allah, ma’rifatullah, que es testimoniar la presencia de Allah subhanahu wa ta’ala, ser conscientes de la presencia Allah subḥanahu wa ta’ala.
Porque esa gente ordena lo reconocido, el ma’ruf, que curiosamente, viene de la misma raíz que ma’rifa, a través de la himma, a través del anhelo, de la aspiración elevada. Y ahuyentan o impiden lo reprobable con una estación y un estado fuerte. De manera que todos aquellos que los ven, por el mero hecho de verlos, por la pureza que hay en ellos, se ordenan a sí mismos lo reconocido y se prohíben lo reprobable. Y todo aquel que los acompaña, que guarda su compañía, con lealtad –recordamos el elemento del pacto de al- Ḥudaybiyya, el pacto de lealtad– todo aquél que guarda su compañía con lealtad, toma algo de ellos.
Alguien dijo: Allah tiene gente, que quien los mira alcanza una felicidad después de la cual ya no hay desgracia. Y éstos ordenan el ma’ruf e impiden el munkar con el estado sin ni siquiera hablar. Y nosotros, por el favor de Allah, lo hemos experimentado con nuestro shaij, shaij ‘Abdul Qádir, que Allah esté complacido con él. Sabemos lo que es eso. Sabemos qué es sentarse con alguien que, por el mero hecho de estar sentado con él, te hace recordar a Allah; y por el mero hecho de estar sentado con él, aún sin hablar, te hace querer ser mejor.
Y voy a contar dos breves historias de la gente de Allah que ilustran esto. Se cuenta que un shaij pasó en compañía de sus discípulos delante de una gente que estaban bebiendo vino bajo un árbol. Los discípulos del shaij quisieron afearles esa conducta en un intento de impedir lo reprobable, pero el shaij les dijo: “Si sois hombres (riŷal), afeadles lo que están haciendo con vuestro estado, no con vuestras palabras”. Entonces los discípulos se volvieron a Allah con su himma, con su aspiración, y los que estaban bebiendo rompieron los recipientes que contenían el vino y acudieron al shaij en un acto de tauba (arrepentimiento), abandonando su error.
Estas historias son reales. Quiero decir que hay gente cuyo estado puede cambiar una situación.
Y también está la anécdota que le ocurrió a Ma’ruf al-Karji, que es uno de los sufíes de los primeros tiempos. En una ocasión que viajaba en un barco, había en él un grupo de gente que estaban disfrutando y divirtiéndose en un completo olvido de Allah subhanahu wa ta’ala. Entonces los que iban con Ma’ruf al Karjii, sus discípulos, le dijeron: “¡Pide contra ellos, haz un du’a contra ellos!” Entonces Ma’ruf al Karjii dijo: “¡Oh Allah, del mismo modo que les has dado alegría en esta vida, dales alegría en la última vida!” Y los que estaban divirtiéndose en olvido de Allah, se volvieron en arrepentimiento a Allah gracias a estas palabras del shaij. Y eso cambió la situación por completo.
Entonces aquí tenemos esa doble perspectiva de que lo reconocido, el ma’ruf, hay que mandarlo, hay que establecerlo. Y el munkar hay que impedirlo. Pero al mismo tiempo, como he dicho antes, los únicos que lo pueden hacer de una manera que no provoque rechazo en la gente, son aquellos que están en un proceso de purificación, de transformación personal, que están en un camino espiritual.
Allah dice en el Corán, en la Surat al-Fatiḥa, y esto es algo que Le pedimos a Allah:
Guíanos al camino recto, el camino de aquellos que has favorecido, no el de los que son motivo de ira, ni el de los extraviados.
Los que son motivo de ira (ghairil-maghḍubi ‘alaihim), no sólo se refiere a los que atraen la ira de Allah. Muchas traducciones dicen “no el de los que atraen Tu ira”, pero no es sólo la ira de Allah sino también la ira de los demás. Establecer la verdad, ordenar el ma’ruf e impedir el munkar, que es una obligación que tenemos, si queremos emular a la primera comunidad es algo que está en nuestra mano y que podemos hacer dentro de nuestras circunstancias. Nosotros vivimos en España, estamos sujetos a las leyes españolas, pero tenemos un margen de acción. No obstante, lo primero que hace falta es conocimiento para saber qué es ma’ruf y qué es munkar. Luego hace falta que los musulmanes estemos organizados en comunidades que reconocen el principio de autoridad, porque si no ¿quién ordena el ma’ruf? Hace falta un emir que ordene eso. Hay una parte del amr que es la parte, por así decirlo, política. Y luego está el amr del conocimiento: los umará wal ‘ulamá.
Dicho de otra forma: hay un asunto esencial aquí y es que tenemos que hacer que las palabras de Allah sean verdad. Las palabras de Allah son verdad. Lo que no puede ser es que Allah dice algo en el Corán y luego no lo veamos. Como decía el hadiz de ṣallallahu alaihi wa sallam: El que ordena lo reconocido e impide lo reprobable es el califa de Allah en Su tierra. Y es el califa del Mensajero de Allah y es el califa del Libro de Allah. Entonces Allah dice: Sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de la gente. No sólo se refiere a la gente de Medina sino a cualquier comunidad que emule o que siga ese modelo. Por eso, es importante que nunca renunciemos a ese modelo. Porque lo otro no funciona. Lo otro crea un Din emocional, un din de mandar whatsapps con rositas, que no tiene nada que ver con lo que es.
Tenemos que convertirnos en esa comunidad que ha surgido para el bien de la humanidad. Y tenemos que hacer que la gente pueda ver eso. ¡Pero la gente sólo puede ver eso si nosotros vamos caminando por la calle como lámparas luminosas!
La aleya con la que empecé dice: Sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de la gente. Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable y creéis en Allah. Lo último, y creéis en Allah, es importante porque significa que ponéis vuestra confianza en Allah, creéis que es posible. No nos basta con decir, bueno es que estamos aquí en Granada, somos una comunidad pequeña dentro de un estado y no podemos hacer más de lo que hacemos. ¡No es cierto! Allah ha puesto todo en mano del ser humano. Allah ha hecho que el ser humano sea Su califa en la tierra. Y los que dominan la tierra lo hacen con el permiso de Allah, son seres humanos de carne y hueso como nosotros. ¿Por qué no hemos de ser nosotros? ¿Por qué no han de ser nuestros hijos y nuestros nietos y nuestra descendencia? ¿Por qué no, si Allah quiere?
Entonces ordenan el ma’ruf, impiden el munkar y creen en Allah. Y no son de los “ghairil maghdubi alaihim”, de “los que se ganaron la ira de la gente” –y ya sabemos a quién se refiere esa aleya– “ni de los extraviados”. Y entre los extraviados entran también todos esos grupos que pretenden seguir un camino espiritual y que pretenden seguir el sufismo y acaban cayendo en el esoterismo, cuando la verdad del asunto es que el esoterismo es justo lo contrario al sufismo, al taṣawwuf, al Islam, al maqam del Iḥsan.
Y la base la tenemos aquí. Aquí o en cualquier otra comunidad que siga ese modelo, como la comunidad de Sevilla. La base es una comunidad estructurada y unida en el principio de autoridad, entorno a un emir. Y a partir de ahí gente de conocimiento, y a partir de ahí enseñanza, y a partir de ahí da’wa. Y luego, entre nosotros, futuwwa. Dar preferencia a los demás. Porque es tan cansado estar siempre preocupado con uno mismo, de ser alguien, de destacar, de controlar, de mandar. Es un aburrimiento.
Si decimos que somos sufís el camino es matar el nafs. No darle vida. ¡Acabar con él por completo! Esta es la gente que puede establecer la Sharí’a en esta época. Pero si no salimos de este pequeño mundo de las pasiones y de los intereses personales, las pretensiones y demás, si no abandonamos la queja y todo aquello que al final no es más que basura…Entonces no será posible.
Y por el favor de Allah, tenemos el modelo. Nuestro shaij, que Allah lo tenga en la mejor gloria, trazó el camino, trazó caminos muy claros. Pero alguien tiene que ponerlo en práctica. Porque si no, quedara en los libros. El asunto está pendiente. Está por hacer. Y no hay mejor plan para lo que Allah nos dé de vida. No hay mejor plan que hacer esto. No hay ningún otro plan.
Allahuma ṣalli ‘ala sayyidina Muḥammadin, ‘abdika wa rasulika-n-nabiyyi l-ummiyi, wa ‘ala alihi was ṣaḥbihi wa sallim taslima. Subḥana Rabbika Rabbi-l-‘iẓẓati ‘amma yaṣifun wa salamun ‘ala-l-mursalin, wa-l-ḥamduli-llahi Rabbi-l-‘alamin.