Dijo Allah, alabado sea, en Surat Al-Balad: «hemos creado al hombre en penalidad». Al-kabad (penalidad) significa aprieto y dificultad. La penalidad es inherente al hijo de Adam, desde que Allah lo crea en el vientre de su madre, luego en su niñez, durante su crianza y en su infancia y hasta su vejez. Sufre durante su vida en todas las etapas. «Allah es Quien os ha creado de debilidad y después de ser débiles os ha dado fortaleza y después, tras haberla tenido, os da debilidad de nuevo y vejez. Él crea lo que quiere y es el Conocedor, el Poderoso». Luego, el hombre sufre la muerte y la vida de la tumba, el Barzaj (el istmo) y la resurrección. El Imam Ahmed dijo que el hombre no deja de pasar por dificultades hasta que pasa el Sirat, un puente entre el Yannah y el infierno. Dijo Allah alabado sea: «Y no hay ninguno de vosotros que no vaya a llegar a él, esto es para tu Señor una decisión irrevocable».
Creyentes, ciertamente, el mundo es un hogar de penurias y dificultad para los hijos de Adam. El hombre empieza su vida al nacer llorando. De igual modo, con el llanto y gimiendo, entra en la tierra. Si sabemos con certeza que venimos a este mundo llorando y que nuestra vida se termina con llantos, entonces, ¿por qué nos distrae el Dunia de la otra vida y de educar nuestros nafs sobre las virtudes y nos distrae también de hacerle amar el bien y odiar el mal? Nuestro amado Mensajero ﷺ dijo: «El inteligente es aquel que se condena a sí mismo y trabaja por lo que está después de la muerte, y el indefenso es aquel que sigue sus propios deseos y las falsas esperanzas».
Condenar el nafs a sí mismo significa pedirle cuentas, disciplinarlo para obrar para el más allá, no para el Dunia. En este noble hadiz, el Mustafá ﷺ explicó quién es el cuerdo y quién es el necio, el cuerdo controla su nafs, pero sin embargo, el necio sigue su nafs.
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Musulmanes, si el siervo está seguro de que Allah lo creó para pasar pruebas, debe arremangarse para estar entre los ganadores después de prueba y la dificultad. Dice Allah en el Corán: «Es verdad que creamos al hombre a partir de una gota de esperma eyaculada, como una prueba para él, y lo hicimos con capacidad de ver y oír, Y lo guiamos al camino: agradecido o ingrato».
Luego se dijo: «Y no sigas al nafs y al shaitan, ¡desobedéceles!… Y si te aconsejan, acúsales». Entonces, ¿cómo un siervo se desobedece a sí mismo sabiendo que su nafs lo acompaña dondequiera que esté? La respuesta es no hacer caso a lo que su nafs desea ya que los deseos del nafs son numerosos.
Uno de los métodos para humillar al nafs es mirar sus propios defectos y no fijarse en los defectos de los demás, pues el hombre ignora siempre sus propios defectos y ve los defectos del prójimo. Dijo sayydina Umar, que Allah esté complacido con él «que Allah tenga misericordia de quien me señale mis defectos».
Quien señala tus defectos dándote consejos, sin difamarte en público, ha hecho un bien para ti, aférrate a él porque es un buen compañero. Pero quien te anima sabiendo que estás desviado te ha mentido y no quiere tu bien. Porque el Profeta ﷺ dijo: «Ayuda a tu hermano, tanto si es un opresor como si es oprimido». Dijeron, «Oh, Mensajero de Allah ﷺ, está bien ayudarlo si es oprimido, pero ¿cómo podemos ayudarlo si es un opresor?». El Profeta ﷺ dijo, «Deteniéndolo [de oprimir a otros]». Dijo Maimun: «El sirviente no estará entre los justos, hasta que se pida a sí mismo cuentas de forma más severa de lo que se las pide a su compañero». Al-Hassan dijo: «Hijo de Adam, no encontrarás la verdad de la fe mientras difames a las personas con un defecto que es en ti, hasta que te quites ese defecto y lo arregles. Porque la amonestación no corrige las almas a menos que el amonestador la ponga en práctica el primero».
Siervos de Allah, el nafs tiende a la pasión y llama a la desobediencia y la pereza, odia la seriedad, la firmeza y la determinación, y ordena el mal y la inmoralidad. Dijo Allah, alabado sea: «Es cierto que el alma ordena insistentemente el mal». El tasawwuf es contradecir al nafs, a las pasiones, odiar la pereza y la fama. La soledad es una bendición, al alma le desagrada; la fama es una maldición y el alma la desea. Dijo Ibn Ata Allah: «Entierra tu existencia en la tierra de la oscuridad (arḍ al-jumūl); porque lo que crece sin ser enterrado no llega jamás a madurar». Y Dijo: «Nada mejor para el corazón que una soledad que le dé paso al reino de la meditación». En la soledad te quedas a salvo de la compañía de los malvados y preservas la lengua y proteges los ojos de mirar a lo prohibido.
Allahumma, te pedimos taqwa y que purifiques nuestro nafs. Eres el que mejor los purifica, eres su dueño y su Wali. Allahumma, haz que veamos la verdad como verdad y que la sigamos, y que veamos la falsedad como falsedad y de ella nos apartamos. Amin.