Al Isra wal Miray

Musulmanes, Dijo Allah, alabado sea: «¡Gloria a Quien una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita Inviolable hasta la Mezquita al Aqsa, aquella cuyos alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de Nuestros signos! Verdaderamente, Él es quien oye todo y ve todo».

Alhamdulillah por habernos permitido llegar al mes sagrado de Rayab, el mes de las buenas obras y las bendiciones, el mes del Isra’ y Mi’ray, el mes del Salat y del ayuno, el mes en el que se hizo obligatorio el Salat desde lo alto de los siete cielos, los cinco Salat que son el vínculo entre el siervo y su Señor, y la cuerda firme de Allah a sus siervos creyentes.

Por tanto, quien establece su salat se queda a salvo y quien la descuida perderá esta vida y la otra. El Salat es el pilar del din, y es lo que distingue entre el incrédulo y el creyente. Una de las conclusiones que se pueden sacar del milagro del Isra’ y Mi’ray es la importancia de la oración y su posición y estatus ante Allah. Todas las obligaciones fueron enviadas al Mensajero de Allah ﷺ través de Yibril, alaihi salam, excepto la oración. Él mismo se dirigió hacia ella, con su alma y su cuerpo, y es una obligación inherente al Islam.

El musulmán debe cumplir con su sSalat en el viaje o en su lugar de residencia habitual, en buenas condiciones de salud y en la enfermedad, en estados de seguridad y estados de miedo, en cualquier circunstancia. Quien la establece ha establecido el Din y quien la descuida, descuida todas las demás obligaciones. Lo primero que se le preguntará al siervo ante su Señor será si ha cumplido con el Salat, esto es lo que el siervo debe aprender del Isra’ y Mi’ray.

Entre las enseñanzas y lecciones que se extraen de este viaje está que a quien tenga paciencia (sabr) y busque la recompensa de Allah (ihtisab) en los tiempos de adversidad y aflicción, Allah lo auxiliará con la victoria (annasr) y la facilidad (al yusr) sobre sus enemigos tal como ayudó a Su Mensajero Muhammad ﷺ, quien soportó pacientemente los ataques, la burla, la agresión, los insultos y las calumnias. Todo esto, no era sino un aumento de su paciencia, fuerza y determinación, y nunca perdió la esperanza en la misericordia y la victoria de Allah. Cuando la gente de la tierra lo rechazó y lo expulsó y negó su din, los habitantes del cielo lo acogieron, tanto los ángeles como los profetas, como consuelo al odio, la enemistad y el daño moral y psicológico de su pueblo.

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¡Siervos Suyos!, el Isra’ y el Mi’ray ocurrió tras varias pruebas que vivió el Profeta ﷺ. La primera fue la muerte de Jadiya, que Allah esté complacido con ella, que era su mejor apoyo (en todos los niveles) y estaba siempre a su lado, creyó en él y fue optimista sobre su victoria, su profecía y su mensaje. El Profeta ﷺ estaba afligido por perderla. En el mismo año perdió a su tío Abu Talib, quien lo había defendido y protegido ante los Quraish. Este año era el año del duelo debido a la intensidad la tristeza del Profeta ﷺ por estas dos pérdidas. Así mismo, las pruebas y las calamidades sobrevinieron sucesivamente. Luego se dirigió a Taif para llamar al tawhid, lo rechazaron, le pegaron y le arrojaron piedras. A pesar de todo esto ni su iman ni su paciencia se vieron alterados. El Profeta ﷺ respondió a su mal con el bien diciendo: «Allahumma guía a mi pueblo, porque no saben».

Enseguida ocurrió el Isra wal Mi’ray, el viaje de la victoria y la presencia Divina, en el que vio los grandes milagros de su Señor. Este viaje lo hizo sobre el Buraq (Allah, alabado sea lo creó especialmente para esta misión).

Se relató que Anas, que Allah esté complacido con él, dijo: «El Buraq fue traído al Profeta, ﷺ con las bridas puestas y ensillado, en la noche de su Viaje Nocturno. El Buraq le rehuyó al Profeta ﷺ, por lo que Yibril le dijo: “¿Haces esto con Muhammad cuando no te ha montado nadie más noble para Allah, sea ensalzado, que él?”. Y entonces empezó a sudar».

Luego ascendió a un lugar que nadie ha alcanzado ni alcanzará excepto él ﷺ y vio innumerables signos. Dice Allah en el Corán: «No mintió el corazón en lo que vio», y se encontró con la gente del Barzaj (istmo) y los demás profetas y regresó a la Meca; todo esto en un lapso porque el que ordenó que ocurriera el Isra y Mi’ray dice a algo «Kun fa yakun (Sea y es)».

Allahumma, haz que amemos el imam y embellécelo en nuestros corazones, y haz que odiemos la incredulidad, la inmoralidad y la desobediencia y haznos entre los bien guiados. Amin

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