Alhamdulillah, Quien hizo de los primeros diez días de Dhu al-Hiyyah entre los mejores días. Doy testimonio de que no hay más dios que Allah, Único, sin parecido, Al Malik, Al Quddus, As-salam. Y doy testimonio de que Muhammad ﷺ es Su siervo y Mensajero, el maestro de la humanidad, y Paz y bendiciones sobre su familia y todos sus compañeros.
¡Musulmanes! Tened taqwah de Allah Todopoderoso y adorad a vuestro Señor y agradecedle por Sus bendiciones, pues Él os las dará con creces. Y volveos completamente a Él para que podáis tener éxito. Sabed que estáis en los mejores momentos, en los mejores tiempos y en los mejores días, días de baraka y de inmensa recompensa, ya que estos son los primeros días del mes sagrado de Dhu al-Hiyyaah. El Profeta ﷺ dijo: «No hay días en los que las buenas obras sean más amadas por Allah que estos diez días». Este noble hadiz indica el valor de estos días e insta a los creyentes a competir en buenas obras durante ellos. El hadiz se refiere a todo tipo de buenas obras. Por esta razón, Allah juró por estos días en la Sura Al-Fayr cuando dijo: «¡Por la Aurora! ¡Por diez noches! ¡Por lo par y lo impar! Allah es Grande y jura solo por lo grande». Ibn Abbas, Muyahid y muchos de las primeras generaciones (salaf) comentaron acerca de los primeros diez días de Dhul-Hiyyah.
Las buenas obras incluyen actos obligatorios, ayunos, sacrificios y todo tipo de actos de devoción, como el apoyo mutuo, visitar a los enfermos y prisioneros, y ayudar a los pobres, especialmente a los huérfanos, las personas sin hogar y los necesitados. Entre las virtudes de estos días se encuentra el Día de Arafah, el día más importante del Hayy, cuando los musulmanes se reúnen en el Monte Arafah, la Montaña de la Misericordia, vistiendo una sola vestimenta en estado de ihram, donde ricos y pobres, reyes y esclavos, ancianos y jóvenes, son iguales, sin diferencias entre ellos excepto por la taqwah de Allah. Allí permanecerán como si se encontraran en medio de los acontecimientos del Día de Juicio; como si estuvieran ya en sus mortajas, despojados de todo adorno y de todo lo que los rodea. Será como si hubieran vendido sus almas, sus riquezas y sus cuerpos a Allah. Por todo ello, el peregrino en estado de ihram no tiene derecho a cortarse las uñas o afeitarse el cabello excepto después de finalizar los rituales del Hayy, porque ha vendido su cuerpo a Allah, el Señor de los Mundos. Quien vende algo no tiene derecho a disponer de ello. Allah Todopoderoso dice: «Es cierto que Allah les ha comprado a los creyentes sus personas y bienes a cambio de tener el Jardín». Se recomienda a quienes no realizan el Hayy ayunar el Día de Arafah, ya que ayunar en este día tiene una recompensa que solo Allah conoce. En el hadiz se ha narrado: «El ayuno del día de Arafah expía el año anterior y el siguiente».
Allah lo llamó un día presenciado en Su Libro, cuando dijo: «Por el cielo de constelaciones! ¡Por el día prometido! ¡Por un testigo y un atestiguado!». El Día Prometido es el Día de la Resurrección y el testigo es el día del yumu’ah, el viernes, y el día atestiguado es el Día de Arafah, lo que significa que es presenciado por los ángeles del Más Misericordioso.
Estar en Arafah nos recuerda el hayy de Despedida del Mensajero de Allahﷺ de aquel elocuente jutba que quedó registrado en la historia.
El Mensajero de Allah ﷺ comenzó diciendo: «¡Creyentes! escuchadme con atención, porque no sé si después de este año estaré de nuevo entre vosotros. Escuchad lo que estoy diciendo cuidadosamente, y trasmitid estas palabras a aquellos que no han podido estar presentes hoy aquí». Luego añadió: «Realmente, vuestra sangre, vuestros bienes y honras son inviolables». Empezó con la sangre, porque derramarla es un gran delito. El mundo entero necesitaría repasar este sermón dirigido a la humanidad. Allah ha magnificado la santidad de la sangre y dijo: «Quien matara a alguien, sin ser a cambio de otro o por haber corrompido en la tierra, sería como haber matado a la humanidad entera. Y quien lo salvara, sería como haber salvado a la humanidad entera». Mencionó la palabra humanidad para incluir a todos los seres humanos, sin importar su religión, idioma o color.
El Profeta ﷺ dijo: «El hombre es la estructura de Allah, y maldito sea quien la destruya». Luego, el Profeta ﷺ advirtió contra la usura porque es una guerra contra Allah: «¡Vosotros que creéis! Temed a Allah y renunciad a cualquier beneficio de usura que os quede, si sois creyentes. Y si no lo hacéis, sabed que Allah y Su Mensajero os han declarado la guerra». Luego el Profeta ﷺ dijo: «¡Tened taqwah de Allah respecto a las mujeres! Recordad que las habéis tomado como vuestras esposas con el consentimiento de Allah y con Su permiso». Luego, él ﷺ dijo: «Ningún profeta vendrá después de mí, y ninguna nueva fe nacerá, adorad a Allah, realizad las cinco oraciones diarias, ayunad durante el mes de Ramadán, y entregad de vuestra riqueza el Zakat. Realizad la peregrinación si tenéis los medios para ello, y obedeced a quienes tienen autoridad sobre vosotros, y así entrareis al Jardín de vuestro Señor». Después de que el Profeta ﷺ terminara de dar su sermón, le fue revelado: «Hoy os he completado vuestra práctica de adoración, he culminado Mi bendición sobre vosotros y os he aceptado complacido el Islam como práctica de adoración». Esta es una aleya de duelo por el Mensajero de Allah ﷺ que indica y que indicaba que se acercaba su hora.
Allahumah, bendícenos en nuestro din, en nuestro islam, en nuestra Sunna y en nuestra Sharia, y guíanos para que podamos cumplir con todo ello, y mantén vivo nuestro imán y haz que podamos morir en el islam, y bajo el estandarte del Mensajero de Allah, y facilítanos el decir: «La ilaha ila lah muhammadun rasulu lah» en nuestras tumbas y cuando llegue nuestra hora, y sella nuestras obras con la bondad. Amin