Imán e Ijlás

Musulmanes, la semana pasada hablamos sobre el imán, la creencia, y os podes haber dado cuenta de que todas las cualidades mencionadas en las aleyas que citamos del Surat al-Muminun, son acciones. La creencia no es algo que está separado de la acción, es lo que purifica la acción. El verdadero creyente no es el que únicamente lo dice, lo proclama, sino que acompaña sus palabras con acciones, obedeciendo las órdenes de Allah y evitando Sus prohibiciones.

El Imam al-Bujari dijo: “Me he encontrado con más de mil hombres de conocimiento y todos estaban de acuerdo en que el imán está compuesto por palabras y acción”. Y el Mensajero de Allah dijo: “Allah no acepta imán sin acción ni acción sin imán”. A lo largo del Libro de Allah, imán está ligado a ‘amalun salih. Son inseparables. Uno conduce al otro y no es realmente posible tener lo uno sin lo otro. Hay gente que no lo entiende así y citan el hadiz del Mensajero de Allah, en el que dice:

“Ninguna persona que tenga siquiera el peso de un átomo de imán en su corazón entrará en el Fuego”, y en base a eso, argumentan que es suficiente aceptar a Allah y a Su Mensajero en el corazón, incluso si no se hace ninguna de las acciones del islam. Esto es en realidad una malinterpretación, pues imán no es lo mismo que tasdiq, que es aceptar la verdad de Allah y Su Mensajero en el corazón. El Mensajero de Allah, dijo, hablando del imán:

“El Imán tiene unas setenta ramas, la más alta de las cuales es decir La ilaha illa-llaah, y la más baja de las cuales es apartar objetos dañinos del camino”. Las dos ramas que se describen aquí son acciones, una de la lengua y uno del cuerpo. Cada vez que se describe a los creyentes en el Libro de Allah, se les describe por lo que hacen, no simplemente por lo que creen en el corazón. Allah dice:

“Son los que establecen el salat y gastan de la provisión que les damos. Esos son los creyentes de verdad”. (8:3-4)

Y dice también:

“Los creyentes son aquellos que, habiendo creído en Allah y en Su mensajero, no dudan después; y luchan con sus bienes y sus personas en el camino de Allah”.

Y dice también:

“Realmente los creyentes son los que creen en Allah y en Su mensajero y son aquéllos que cuando están con él por algo que los ha reunido no se retiran sin antes pedirle permiso.” (24:62)

Por lo tanto el creyente es alguien de acción. Pero respecto a las acciones también tenemos que tener en cuenta ciertos aspectos. El Mensajero de Allah dijo:

“Nadie entrará en el Jardín por medio de sus acciones”. Preguntaron: “¿Ni siquiera tú, Mensajero de Allah?” Él respondió:  “Ni siquiera yo, a menos que Allah me abarque en Su misericordia y Su favor”. El imán junto con las buenas acciones son lo que nos lleva a la Rahma de Allah, y son de hecho en sí Su misericordia y Su favor. Estas acciones son válidas cuando son aceptadas por Allah. Y solo encuentran aceptación con Allah cuando se hacen con la intención correcta, cuando se hacen con ijlas. Al-Fudayl dijo:

“Si una acción es correcta pero no sincera, no se aceptará y no se aceptará hasta que sea sincera”. No importa lo buena que sea la acción, no importa cuán abundante sea, no tendrá valor sin la intención correcta. Incluso si alguien rezara toda la noche y ayunara todos los días, entregara toda su riqueza, no le aportaría beneficio si no lo hace con ijlas. En un largo hadiz narrado por Abu Hurayra, que Allah esté complacido con él, el Mensajero de Allah dijo:

La primera persona a la que se le juzgará en el Día de Qiyama será un hombre que murió mártir. Se le llamará y será informado de esta bendición que su Señor le dio y lo reconocerá. Entonces su Señor le dirá: “¿Qué hiciste para lograr esto?” Y el hombre responderá: “Luché por tu causa hasta que morí shahid”. Entonces, Allah dirá: “Mientes. Más bien, luchaste para que la gente dijera que eras valiente y lo dijeron”. Entonces Él ordenará que el hombre sea arrastrado sobre su cara y arrojado al Fuego. Luego vendrá otro que estudió el conocimiento y enseñó y recitó el Corán. Se le llamará y será informado de esta bendición que su Señor le dio y lo reconocerá. Entonces su Señor le preguntará: “¿Qué hiciste?” Y él dirá: “Estudié y enseñé el conocimiento y recité el Corán por Ti”, y Allah dirá: “Mientes. Más bien, estudiaste para que la gente dijera que eras un alim y un qari, y de hecho lo dijeron”. Entonces Él ordenará que el hombre sea arrastrado sobre su cara y arrojado al Fuego. Que Allah nos proteja. Luego vendrá otro a quien Allah hizo rico y a quien Allah dio toda clase de bienes. Se le llamará y será informado de esta bendición que su Señor le dio y lo reconocerá. Entonces su Señor le preguntará: “¿Qué hiciste con eso?” Y él contestará: “Gasté mi riqueza de todas las maneras en que amas que se gaste la riqueza”. Así que Allah dirá: “Mientes. Más bien, hiciste lo que hiciste para que la gente dijera que eras un hombre generoso y lo dijeron”. Entonces Él ordenará que el hombre sea arrastrado sobre su cara y arrojado al Fuego.

Le pedimos a nuestro Señor que nos haga gente de acción y le pedimos que nos dé verdadera sinceridad en todas y cada una de nuestras acciones y que acepte nuestras buenas acciones y pase por alto nuestros errores.

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La gente se puede dividir en tres tipos: las que no tienen sinceridad, la que tiene algún grado de sinceridad y la que tiene pura y verdadera sinceridad.

Los que no creen o son hipócritas entran en la primera categoría. No importa lo sincera que parezca ser una persona, si su sinceridad no es por Allah, entonces es como si no tuviera ninguna. Y sus acciones no tienen peso, por numerosas que sean. El Mensajero de Allah dijo:

“Vendrá una gente en el Día de Qiyama con acciones [apiladas tan altas] como las montañas de Tihama, pero Allah las convertirá en polvo disperso”. Se le preguntó: “Mensajero de Allah, descríbenoslos”. Él respondió: “Hacen el salat igual que vosotros y ayunan igual que vosotros, y dedican parte de su noche a rezar igual que vosotros, pero no tienen sinceridad”. Pedimos a Allah que nos proteja.

Las personas de la segunda categoría son la mayoría de los creyentes: actúan con la intención de complacer a Allah, pero a veces, a la vez y en diferentes grados, interfieren otras intenciones. Pueden actuar para conseguir la aprobación de la gente, conseguir algún tipo de gratificación o potenciar su sentido de autoestima. Esto es muy común, y nos afecta a muchos, pues así hemos sido creados. Pero debemos estar alerta y reflexionar y analizar nuestro comportamiento continuamente. Porque es algo peligroso, porque es un ejemplo de lo que se conoce en árabe como riyaa, algo contra lo que nuestro Mensajero nos advirtió repetidamente. El Mensajero de Allah dijo:

“Lo que más temo por ti es el shirk menor”. “¿Qué es el shirk menor?”, preguntaron. Él respondió: “Riyaa”. En este hadiz, el Mensajero de Allah está hablando a esta umma, a los creyentes, porque dice ‘alaykum’. Es una aflicción que puede y de hecho nos afecta, pero, alhamdulillah, puede tratarse.

El tratamiento es doble. La primera parte de esto es muhaasabah. Vigilando cuidadosamente nuestras propias palabras y acciones y evaluando nuestros objetivos e intenciones con claridad. Sayyidina Umar solía decir:

“Pásate cuenta a ti mismo antes de que se te pase”. Y la segunda parte dua e ist’aana. Decimos que en el Fatihah, iyyaka na’budu era iyyaka nasta’in. Solo a ti adoramos y solo a ti pedimos ayuda. En cierto sentido, la segunda parte de esta aleya es una explicación de cómo lograr la primera. Debemos buscar y pedir la ayuda de Allah y Él hará por nosotros lo que no podemos lograr solos y purificará nuestras intenciones.

Otra cosa que nos afecta a muchos, y contra la que también debemos estar alerta, es actuar sin intención ninguna, sin reflexión, sin motivo, empujados únicamente por las costumbres o mecanicidad, sin cuestionar el propósito y valor de nuestras acciones.

La gente de la tercera categoría es la élite, los mujlisin. Este es el rango al que todos debemos aspirar. Ven más allá de lo transitorio y de lo temporal, fijando sus miradas en lo permanente. Recuerdan a Allah en todo momento e incluso las acciones más mundanas las hacen por Él. Son los amos de este mundo, porque tienen a Allah constantemente presente y la creación no los ha esclavizado. Nada los distrae y tienen el éxito garantizado. Sus acciones son las únicas verdaderamente significativas, las únicas que consiguen transformación tanto para ellos como para el mundo que los rodea. El Mensajero de Allah dijo a Sa’d Ibn Abi Waqqas:

“Cada vez que hagas una acción, buscando la Faz de Allah por medio de ella, aumentarás en bien, en rango y en posición/honor”. Tenemos que ser de esta gente y tener gente así entre nosotros. Y cuando encontramos a alguien de estas características, aferrarnos a ella.

Le pedimos a Allah que nos haga personas de verdadera sinceridad, personas cuyo objetivo final en todo lo que hacen es complacerle. Le pedimos a nuestro Señor que purifique nuestros corazones. Le pedimos que someta este mundo a nosotros y que no nos someta a él. Y pedimos que cada vez que olvidemos o nos distraigamos, Él nos recuerde y nos haga volver al Sirat al-Mustaqim.