Alhamdulillah, por cuya gracia se cumplen las buenas obras, en Su Recuerdo desciende la misericordia, en Su muraqabah (vigilancia) se alivian las angustias, a través de sus súplicas, los du’as se responden y al adorarlo, las malas obras y las faltas se perdonan. Le agradecemos, exaltado sea, en secreto y en público, y le alabamos eternamente.
Musulmanes, dice Allah, Alabado sea: «Realmente Allah os está observando». Sabed que la supervisión de Allah significa tener la certeza de que Él, Alabado y Exaltado Sea, conoce el interior y el exterior del siervo, así que nada se le oculta.
Él conoce los ojos traicioneros y lo que encierran los pechos, Él es quien ve lo que hay en los corazones y Él sabe lo que ocultáis y lo que declaráis. Él está con vosotros dondequiera que estéis.
El estado de muraqaba es un gran estado, no lo alcanzan sino lo que son perseverantes, y los que siguen el camino de la certeza (yaqin), y de la excelencia (İhsan) siendo diligentes, obrando y teniendo buena intención.
El Islam no se integra en el corazón de una persona a menos que se combine con el conocimiento y la acción; es decir, dedicarse a obedecer las órdenes del Más Misericordioso, siendo consciente de que Allah te observa; este es el estado del İhsan, alcanzado solo por los hacedores del bien, quienes recuerdan la grandeza de Allah cada vez que el shaitan los llama a los errores y los deseos.
Abu Darda dijo que el siervo se esconde para desobedecer a Allah y Allah arroja su odio en los corazones de los creyentes desde donde no se dan cuenta. Al-Mustafa ﷺ nos aclaró el balance de la vigilancia y su definición cuando dijo: «Lo que odias que la gente vea, no lo hagas cuando estés solo». Y también dijo: «El bien es aquello con lo que el alma se siente cómoda y el corazón se tranquiliza; y el mal lo que susurra tu alma y no te gusta que la gente se entere de ello. Oh tú que cierras las puertas y piensas que nadie te ve cometiendo faltas ¿no sabes que Allah lo ve todo?».
Una vez, un comerciante que no tenía reparo con el asunto de la riba pasó junto a un grupo de jóvenes. Uno de los muchachos dijo: «El usurero llegó», entonces inclinó la cabeza y dijo: «Señor mío, has revelado mi secreto a los muchachos». Luego, regresó y reunió todo su dinero y dijo: «Señor mío, soy un prisionero y me libero ante ti con este dinero». Así que lo dio como sadaqah y se dedicó a la adoración. Se arrepintió y Allah lo aceptó, se deshizo del haram definitivamente. Bajo la supervisión de Allah, alcanzó un alto nivel de servidumbre.
Se ha dicho: «No importa el defecto que la persona posea. Si piensa que está oculto a la gente, se conocerá».
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Siervos de Allah, los frutos de la muraqaba son innumerables. Citamos entre otros el alejarse de las malas obras porque uno es consciente de que Allah lo está mirando, entonces Allah le recuerda que debe vigilarlo antes de que caiga en el error.
Asimismo, entre los siete que cubrirá Allah con la sombra del Trono del Rahman, el día en que el sol desciende sobre las cabezas de las personas está, un hombre a quien una mujer de alto rango y belleza se ha expuesto, y él dijo: «Temo a Allah». ¿Quién le recordó el temor de Allah en esta situación en la que los hombres son derrotados ante shaitan? Nada le impidió hacerlo excepto decir «Allah lo está observando».
De igual modo sayyiduna Yusuf no dejó la vigilancia de Allah ni siquiera por un segundo. En el pozo, en la cárcel y frente a una mujer de poder y belleza. Allah Todopoderoso dijo: «…y cerró las puertas y le dijo: Ven aquí. Él contestó: “¡Que Allah me proteja! Mi Señor es el mejor refugio. Es cierto que los injustos no tienen éxito”». (Surah de Yusuf, aleya 23) Y lo echaron en la cárcel, y «Dijo: “¡Señor mío! Prefiero la cárcel antes que aquello a lo que me invitan”». (Surah de Yusuf, aleya 32). Esta es la gracia de Allah y la Observación divina. Existen límites morales entre vosotros y lo prohibido, así que no los transgredáis. Quien infrinje los límites de Allah, se ha transgredido a sí mismo. El cuerdo no necesita límites físicos como los animales. Le basta saberlo para luego no saltárselo porque tiene la certeza de que Allah lo está vigilando en todo momento.
Y en Sahih Muslim, el Profeta ﷺ dijo: «Los ángeles dijeron: “Señor, ese siervo tuyo quiere hacer una mala acción, y Allah sabe de antemano”, y dijo Allah: “Observadlo, si lo hace, escribidlo, pero si lo abandona, escribidlo como una buena acción para él, porque se detuvo por mí”.
Esto proviene de la gracia de Allah, Todopoderoso, sobre Sus siervos. Incluso quien deja de cometer una falta pudiendo hacerla, será recompensado por ello. Porque nada le impedía caer en ello excepto la supervisión de Allah, Todopoderoso. El Mensajero de Allah ﷺ dijo en su consejo a Muadh: «Adora a Allah como si lo vieras y considérate entre los muertos».
Uno de los frutos de la observación es la sinceridad en la adoración. El observador domina su adoración porque sabe que está ante Allah cuando reza, por eso realiza su oración total y completamente con toda tranquilidad y concentración, porque sabe que Allah lo ve. En cuanto a aquellos que no se preocupan por ello y se apresuran a inclinarse y postrarse, no vale la vigilancia ni la oración para ellos. El Profeta ﷺ dijo que el peor ladrón es el que roba de su oración y no completa su reverencia o postración. Allah, Todopoderoso, dijo: «Y es una carga grande, excepto para los humildes». (Surat Al Baqarah, aleya 45)
Allahummah, fortalece nuestra fe, acepta nuestras oraciones y haznos entre los hacedores de bien y ayúdanos al recordarte y darte gracias y concédenos la dulzura de la fe, Allahummah, ten piedad de nuestros hermanos débiles que son atacados con fuego día y noche y ten piedad de sus muertos y acéptalos entre los mártires, y sana a sus enfermos y dales auxilio. Amin.