Los miembros son un encargo confiado al hombre

Alhamdulillah, Quien ha creado y ha conformado, ha decretado y ha encaminado e hizo el Paraíso para los que se arrepienten y tienen taqwa, y el infierno para los que mienten y desobedecen. Atestiguo que no hay más Dios que Allah, un testimonio que será para nosotros un velo del infierno el día en que ni la riqueza ni los hijos beneficiarán excepto a aquellos que se encontrarán con Allah con un corazón sano. Y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, Assadiq (el veraz), Al Amin ( el digno de confianza), ﷺ.

Musulmanes, dice Allah, alabado sea, en la sura de los Coaligados: «Es cierto que ofrecimos la responsabilidad [En árabe amana, encomienda, de la misma raíz que iman, creencia] a los cielos, la tierra y las montañas, pero no quisieron asumirla estremecidos por ello. Sin embargo, el hombre la asumió. Realmente él es injusto consigo mismo e ignorante. Esta aleya indica que la razón para subestimar la responsabilidad y su peso es la ignorancia y la injusticia».

Creyentes, sabed que el hombre tiene muchas responsabilidades sobre las cuales será preguntado ante el Omnisciente, El que todo lo Sabe, y no hay intérprete entre él y Allah (¿hemos preparado algo para este encuentro?).

Y entre las mayores responsabilidades está la de los miembros del cuerpo.

Tú, hijo de Adam, eres responsable de cada miembro de tu cuerpo, sea pequeño o grande. Allah te ha ordenado que los cuides y los disciplines hasta que se sometan a los mandamientos de Allah y se alejen de las prohibiciones. Dijo Ibn Ashir: «el Islam sublime es la obediencia de todos los miembros, las palabras y la acción».

Por tanto, Islam es creencia, palabra y acción. El lugar de la creencia es el corazón, que es el emir de los miembros, es decir, que el imam correcto se asienta en el corazón. La aqida es el fundamento que sostiene el Islam. Si es verdadera, lo que se basa en ella es válido. De lo contrario, todo lo que se basa en la falsedad es falso. La aqida correcta solo puede estar en un corazón sano, sumiso y piadoso. La verdad y la falsedad no conviven en un solo corazón, porque si el corazón se corrompe, todo se corrompe. Dijo el Profeta ﷺ: «Hay un trozo de carne en el cuerpo que si está sano, todo el cuerpo está sano, y si se corrompe, todo el cuerpo se corrompe, y este es el corazón».

Después de este paso, uno expresa lo que hay en el corazón con la lengua. La lengua es el intérprete del corazón, y obra bajo las órdenes del corazón. Si la lengua corrobora lo que está en el corazón, entonces el interior y el exterior están sanos; de lo contrario, es un intérprete traidor. Un poeta dijo: «La lengua del hombre es su mitad y su otra mitad es su corazón… Lo que queda es solo una imagen. Si la lengua dice una cosa y el corazón dice otra, renueva tu fe, porque algo anda mal en ello».

Siervos de Allah, no basta con creer con el corazón y hablar con la lengua, hay que utilizar los miembros también. Como por ejemplo que bajes tu mirada, di a los creyentes que bajen su mirada y di a las creyentes que bajen su mirada. Que te abstengas de calumnias, chismes, falsedades, mentiras y burlas. Puede que destruyas toda tu religión y todas tus obras con una palabra a la que no le prestas atención, pensando que no tiene importancia, pero es grande ante Allah. Así se lo advirtió el Profeta ﷺ a sayyiduna Mu’ad y todos somos Mu’ad. Entonces cogió su lengua y dijo: «Controla esto». Dijo: «Oh Profeta de Allah, ¿seremos reprochados por lo que hablamos?». Dijo: «Que tu madre llore sobre ti Oh Mu’ad, ¿No serán los hombres precipitados al Fuego de cabeza, por el mero hecho de haber proferido calumnias?».

Siervo de Allah, no descuides el control de tus miembros ni siquiera por un segundo, porque Allah te ha encargado que los vigiles. Dijo, Alabado sea: «es cierto que del oído, la vista y el corazón, de todo ello, se pedirán cuentas. Así que proteja tu oído de chismorreo y úsalo para el bien y proteja tu lengua de hablar de la vida privada de los demás y sus defectos».

En el hadiz se menciona: «tened vergüenza ante Allah como debe se». Dijeron «Oh Mensajero de Allah, la tenemos Alhamdulillah». Y él les dijo: «No es eso, sino que avergonzarse ante Allah es guardar la cabeza y lo que contiene, y el estómago y lo que contiene, y recordar la muerte y las calamidades. Y quien desea el Más Allá abandona los adornos de este mundo, por lo que quien hace eso se avergüenza ante Allah como tiene que ser». Es una de las características de los creyentes y de aquellos que son cuidadosos con sus amanas y pactos. Y Allah, Todopoderoso, nos prohibió la traición y dijo en la sura de los Botines de guerra: «¡Vosotros que creéis! No traicionéis a Allah y a Su Mensajero ni traicionéis lo que se os ha confiado después de lo que sabéis».

Luego, proteger el estómago de comer lo prohibido ya sea poco o mucho, y no ganar de lo prohibido. El haram es todo aquello que se recompensa por abandonarlo y se castiga por hacerlo.

Y guardar la mano, es decir, no extenderla a lo que no es tuyo, y no usarla falsa o injustamente. Y proteger tus pies, cada paso que das cuenta a tu favor o en tu contra.

De igual modo, proteger las partes privadas de lo ilícito. Entre las características de los creyentes mencionadas por Allah en la sura de Los Creyentes están: «Y preservan sus partes privadas, excepto con sus esposas o las que poseen sus diestras, en cuyo caso no son censurables». Serán una prueba a tu favor o en tu contra el día de juicio. Dice Allah en la sura de La Luz: «El día en que su lengua, sus manos y sus pies darán testimonio contra ellos de lo que hicieron». El hijo de Adam se echará la culpa Aquel Día y hablará a sus miembros. En sura Fussilat: «¿Por qué dais testimonio en nuestra contra? Dirán: “Allah, que hace hablar a todas las cosas, es Quien nos hace hablar”. Él os creó por primera vez y a Él tenéis que volver. No os guardasteis de que vuestro oído, vuestra vista y vuestra piel iban a dar testimonio contra vosotros y pensasteis que Allah no sabría gran parte de lo que hacíais».

Allahumma, protégenos y no nos hagas traidores. Y haz que nos arrepintamos, Tú eres Attawabu Rrahim. Allahumma, ten piedad de nuestros hermanos oprimidos que son asesinados, desplazados y expulsados día y noche. Sé para ellos, Ya Rabbi, un guardián, un ayudante, un auxilio y un sostenedor, y concédeles la victoria sobre sus enemigos, y acepta a sus mártires y da tregua a sus patrias. Allahumma derrota a los agresores opresores, y haz que la muerte sea un alivio para nosotros de todo mal, y haz que la vida sea un aumento para nosotros en el bien, Amén.