Las alabanzas pertenecen a Allah, que ha purificado la riqueza de Sus siervos por medio del tercer pilar del Din y ha puesto el núcleo de la salud de la Ummah en la implementación correcta de este.
Es crucial para el musulmán tener la capacidad de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, pero a la vez es asimismo importante saber distinguir entre los distintos grados de importancia de lo que es correcto y de lo es incorrecto o, dicho de otra manera, es necesario saber qué es lo más amado para Allah de lo que ha hecho Halal y cuya implementación resulta en lo correcto, y que es lo más odiado para Allah de lo que Él, s.w.t., en Su infinito Conocimiento, ha hecho Haram y cuya consecución resulta inevitablemente y constituye lo que es incorrecto.
Debemos aprender esto para poder priorizar nuestras acciones y obtener así el máximo rendimiento de nuestro tiempo. Para tal fin, los fuqaha desarrollaron un sistema categorizando la naturaleza jurídica en el contexto del Fiqh de los actos de ibada que nos transmitió el Rasulﷺ. Y así tenemos: Fard, Sunna muakkadah o muy recomendada, Sunna recomendada, mubah o permitido, makruh o indeseable, lo altamente indeseable y lo que es haram o prohibido. El punto de partida está en hacer lo obligatorio y evitar lo prohibido, y a partir de ahí ir avanzando. Allah dice en un hadiz Qudsi:
“Mi siervo no se puede acercar a Mí con algo que sea más querido para Mí que aquello que le He hecho obligatorio”.
Las obligaciones del Din están en su núcleo y eje central y son las que determinan la aceptación que merezcan nuestras acciones ante nuestro Señor. Si sus condiciones y causantes se reúnen estas acciones toman precedencia sobre las demás. Sin ellas no tenemos nada, sin importar cuántas nawafil hagamos o cuántas buenas acciones acumulemos. Su obligatoriedad tiene un significado y una razón de ser y de ahí la necesidad de que estas sean priorizadas.
La primera obligación, pues entre ellas también hay grados de importancia, es la creencia, o quizás incluso podríamos definirla como la certeza.
Ibn Ashir dice: “La primera obligación sobre aquellos que son responsables, es decir, que hayan alcanzado la pubertad y tengan cordura, es conocer a Allah y a Sus Mensajeros por medio de sus atributos”. Esto es porque esa es la clave que da acceso a todo lo demás, a la vez que garantiza los cimientos sólidos e indispensables sobre lo que se edifica el Din. Solo a partir de entonces viene la purificación y después al Salat, que es el pilar central del Din.
Rasulﷺ dijo: “El Salat es el pilar central del Din. Quien lo abandone habrá destruido su Din”.
Es del Salat, de lo que el resto de los asuntos dependen para ser aceptados.
Se ha narrado que el Profetaﷺ dijo:
La primera acción del siervo a la que se mira en el Dia del Qiyamah es el Salat. Si se encuentra completo, entonces se le acepta así como todas sus acciones, pero si se haya incompleto, se le rechazara así como el resto de sus acciones.
Pero hay una acción de la que el Salat depende para ser aceptado. Es una acción que es como su hermana, una acción con la que se le empareja una y otra vez en más de treinta ocasiones en el Corán. Esa acción es la que conforma el tercer pilar del Din: el Zakat.
Allah dice, por ejemplo:
“Y estableced el Salat, entregad el Zakat y obedeced al Mensajero para que se os pueda dar misericordia”. El matrimonio entre estos dos actos que conforman cada uno de los cinco pilares del Din no es un matrimonio de conveniencia y no resulta ser ninguna coincidencia. Ambos actos están unidos inseparablemente en el No-Visto. El uno sin el otro está perdido, sin poder ser aceptado.
Ibn Abbas dijo:
Hay tres cosas que no son aceptadas sino están acompañadas de otras tres. Allah dice: “Obeced a Allah y obedeced al Rasul”, de manera que si alguien obedece a Allah sin obedecer al Rasulﷺ, Allah no aceptará su obediencia. Allah dice: “Agradecedme así como a vuestros padres”, de manera que quien agradece a Allah sin agradecer a sus padres, su agradecimiento no es aceptado. Allah dice: “Estableced el Salat y pagad el Zakat”, de manera que quien establezca el Salat sin pagar el Zakat, (si lo debe), Allah no aceptaraá su Salat.
Sin la aceptación del Salat nada es aceptado, por lo que el Zakat es mucho más importante de lo que muchos puedan considerar. No es un acto voluntario de beneficencia social, sino una parte esencial y central de nuestro Din y uno de los cinco pilares sobre los que esta gran edificación se sostiene.
Pero desgraciadamente en esta era moderna y secular, donde la riqueza y el poder están considerados como algo separado de la religión, el Zakat es malinterpretado y malentendido a menudo. Su importancia ha sido disminuida ante los ojos de los musulmanes hasta llegar a ser relegado casi a una idea de carácter caritativo. Como mucho puede llegar a ser considerado un acto de caridad que es obligatorio, o un acto privado de adoración cuyo peso recae de forma individual sobre la conciencia de cada musulmán. Pero no es ninguna de estas cosas, como vamos a aclarar.
Antes de ver el asunto del Zakat en detalle y de cómo su esencia esta malentendida, hablemos de sus beneficios. Y la verdad es que hay tal ansiedad y agobio alrededor del dinero, con tantísimas facturas e impuestos injustos que pagar, que nos hemos vuelto perspicaces y nos ponemos en guardia ante cualquier cosa que pretenda disminuir nuestra riqueza o mermar nuestro capital. El Zakat podría ser asumido desde esta perspectiva como una cosa más que va a drenar nuestros recursos o que va a disminuir nuestros ahorros. Pero sin embargo, esto resulta ser completamente al revés: el Zakat es el secreto del incremento de la riqueza, tanto en lo que se refiere a los números, como en lo que se refiere al grado de los beneficios que trae consigo.
Allah dice en el sura de los Romanos:
Y lo que deis de más (usura) para que os revierta aumentado en la riqueza de la gente, no crecerá junto a Allah. Pero lo que deis con generosidad buscando la faz de Allah… A esos se les multiplicará.
El mero hecho de saber que vas a tener que pagar Zakat de tu riqueza si no la mueves hace que la inviertas y que esta circule y no se quede estancada, depreciándose y devaluándose. Esto garantiza que la economía en una sociedad circule de una manera sana y no se estanque en una sola parte, dejando otras partes sin dinero circulante o riqueza en forma de ganado o granos, y que esto resulte en la escasez o la hambruna al no destinar parte de ella a las categorías que tienen derecho a ella por expreso mandato de Allah, como dice en el Coran, en el sura at-Tawbah:
Realmente las dádivas (Zakat) han de ser para los necesitados, los mendigos, los que trabajan en recogerlas y repartirlas, para los que tienen sus corazones amansados, para rescatar esclavos, para los indigentes, para la causa en el camino de Allah y para el hijo del camino. Esto es una prescripción de Allah y Allah es Conocedor y Sabio.
La justicia y el equilibrio que Allah nos da a través de la implementación de su Din y de Su noble Libro no dejan nada al azar. Su implementación y debido cumplimento garantizan el éxito en una sociedad.
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Alhamdulillah
¡Musulmanes! El pilar del Zakat es el pilar que cimienta las bases de la estructura de una sociedad justa. Es la clave del lema “Al Amr bil Ma`ruf wa Nnahyu anil Munkar”, “ordenar lo reconocido y prohibir lo reprobable”, ya que su implementación garantiza la protección de los pobres, de los destituidos y de los más necesitados y da también de sí para sostener a aquellos que trabajan para establecerlo, para aquellos cuyos corazones están cercanos a la aceptación de Islam o lo han aceptado recientemente, para los que están endeudados y, por último, pero no con menos importancia, para gastar en el camino de Allah. Y todos estos aspectos son los que sientan las bases de una economía sana donde no haya nadie que tenga una necesidad grave y no sea satisfecha.
Es por esto por lo que Islam no es una religión como tal, sino una forma de vida que transforma el entorno y las vidas de quienes la ponen en práctica de una manera real e inmediata. El Zakat es un acto de ibada de carácter preceptivo que se manifiesta en el ámbito conjunto a la mezquita, que es el transaccional del mercado, que constituye en esencia el pilar central de la economía. De nada sirven los actos de adoración si no van acompañados de la justicia, y más aun en lo que a la economía se refiere que tiene un impacto tan importante en la sociedad.
Y su opuesto, la usura, de cuya esencia está toda la economía moderna manchada, representa una de las prohibiciones y uno de los actos más odiosos por Allah, por el grave desequilibrio que causa en la sociedad.
Para establecer el pilar del Zakat es indispensable la figura del emir, ya que el ejercicio de la autoridad en esta materia, y por ende en el resto de los asuntos de una sociedad musulmana, es algo necesario e indispensable.
Allah dice en el sura at Tawba: “Exígeles que den dádivas de sus riquezas y con ellos los limpiarás y los purificarás”.
Es por tanto la responsabilidad del emir exigir el pago del Zakat a aquellos que tienen la obligación de pagarlo, así como de organizar entre los fuqaha y la gente de su comunidad la consultoría adecuada de cara a sus aspectos jurídicos para que se cumplan debidamente, tal y como están firme y claramente establecidos en el Libro de Allah y en la Sunna.
Los grandes julafa y fuqaha de los Musulmanes dejaron un ejemplo de conducta muy claro con respecto a este particular. Sayyiduna Abubakr as Siddiq no lo dejó pasar por alto cuando después de morir el Profetaﷺ ciertas tribus de los árabes se negaron a seguir pagando el Zakat y de ahí sus famosas y esclarecedoras palabras ejerciendo de jalifa del Mensajero de Allah:
Por Allah que lucharé contra cualquiera que haga una distinción entre el Salat y el Zakat. El Zakat es un derecho obligatorio sobre la riqueza. Por Allah si me niegan aunque solo sea una cabra de lo que solían dar al Mensajero de Allah, lucharé contra ellos a causa de ello.