Musulmanes, en pocos días, el martes de la próxima semana, será la noche 27 de Rayab, una fecha importante en la sira del Profeta y por tanto destacada en nuestro din, pues es generalmente aceptada como la fecha en la que el Mensajero de Allah hizo su conocido Viaje Nocturno y Ascenso, el Isrá y Mi’raȳ.
La historia de lo que sucedió esta noche es bien conocida por todos los musulmanes, y aceptarla como verdadera es sello distintivo de la veracidad de la creencia del mumin. Porque no hay duda de que el Viaje Nocturno y el Ascenso realmente ocurrieron, ya que ambos se mencionan en el Corán y en la Sunnah.
En cuanto a lo que se dice en el Corán, Allah ha nombrado una sura ‘El Viaje Nocturno’, al-Isrá, por este evento y dice en su comienzo:
¡Gloria a Quien una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita Inviolable hasta la Mezquita más lejana, aquella cuyos alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de Nuestros signos! Verdaderamente Él es Quien oye y Quien ve.
Corán, 17:1
En la sura del Astro también menciona el Ascenso, diciendo:
¡Por el Astro cuando desaparece! Que vuestro compañero no está extraviado ni en un error. Ni habla movido por el deseo. No es sino una revelación inspirada. Le enseña alguien de gran poder y fortaleza. Que tomó su verdadera forma sobre el horizonte más alto. Y se acercó y se humilló. Y estuvo de Él a la distancia de dos arcos o aún más cerca. Y Le inspiró a Su siervo lo que Le inspiró. No mintió el corazón en lo que vio. ¿Podéis acaso negar lo que vio? Ya lo había visto en otra revelación junto al Loto del límite. A cuyo lado está el jardín del Refugio. Cuando al Loto lo cubrió lo que lo cubrió. No se desvió la mirada ni se propasó. Y vio algunos de los mayores signos de su Señor.
Corán 53:1-18
Allah menciona y describe algunos aspectos de este viaje en el Corán. Y en los hadices encontramos la historia con más detalles y descripciones más exactas de lo que sucedió. Y esos hadices son mutawatir, es decir el mismo hadiz o relato es narrado por diferentes fuentes. Imam al-Qurtubi dijo:
“El Isrá (y el Mi’raȳ) se menciona en todas las colecciones de hadices y fue narrada por Compañeros de diferentes lugares donde llegó el islam. Es por lo tanto mutawatir".
La historia que muchos de nosotros conocemos se basa en las narraciones de más de 26 de los Compañeros del Mensajero de Allah, incluyendo ‘Ali ibn abi Talib, ‘Aisha, Abu Hurayra, Ibn ‘Abbas, Anas Ibn Malik, Abu Sai’d al-Judri, Umm Hani y muchos otros, que Allah esté complacido con ellos. Sus relatos difieren en algunos asuntos menores, pero todos están de acuerdo con la siguiente secuencia de eventos. Es importante destacar que todo lo que le sucedió al Profeta, lo hizo estando él completamente despierto, es decir ocurrió en cuerpo y alma. No fue un sueño, como algunos han dicho, ya que si hubiera sido en un sueño, no habría sido nada milagroso en ello, y los idólatras de Quraysh no tendrían ningún motivo para negar su historia.
En la noche de Isrá y Mi’raȳ, el ángel Yibril se presentó al Mensajero de Allah mientras dormía, lo despertó y lo llevó a donde lo esperaba el Buraq. El Profeta lo montó y comenzaron su viaje, sin detenerse hasta que llegaron a Bayt al-Maqdis en Jerusalén. Allí el Profeta encontró un grupo de Profetas esperándole, entre ellos Ibrahim, Musa e Isa. Cuando los saludó, todos hicieron dua por él y le pidieron que hiciera de imam en la en oración.
Luego comenzó la parte del Viaje conocida como Mi’raȳ o Ascenso. Ascendió a través de los cielos, encontrando a un Profeta diferente en cada etapa del camino, hasta llegar más allá de todos los cielos, al Loto del límite, un lugar a dos arcos de distancia o incluso más cerca, donde no ser creado había llegado nunca antes. Allí saludó a su Señor diciendo:
“Los saludos son para Allah, las buenas obras son para Allah, las buenas palabras y las oraciones son para Allah”.
Allah respondió su saludo diciendo:
“La paz sea sobre ti, oh Profeta, así como la misericordia de Allah y su bendición”.
El Mensajero dijo:
“La paz sea sobre nosotros y sobre los siervos rectos de Allah”.
En esos momentos eternos, Allah le reveló a Su amado Profeta lo que Él le quiso revelar y prescribió la oración a la umma musulmana. Luego, antes del alba, el Mensajero de Allah regresó a Meca.
Esto es solo una muy breve sinopsis de los eventos de esa noche: la historia completa está relatada en los libros de hadices, sirah y tafsir. Pero incluso este esquema básico contiene mucho sobre lo que podemos reflexionar y muchos recordatorios importantes, el más importante de los cuales, tal vez, es la indicación que nos da de la elevada posición del Mensajero de Allah y el rango que tiene junto a Allah.
Abu Ya’far ibn ‘Ali ibn al Husayn dijo: “Allah honró a Muhammad por encima de los habitantes de los Cielos y la Tierra”.
Estos relatos son muy importantes para comprender el lugar que ocupa el Mensajero de Allah dentro de la creación. Primero fue honrado por encima de todos los Profetas al ser nombrado su imam, y luego fue honrado por encima de todo en la creación al ser llevado a una estación donde ningún otro ser creado, ni siquiera los ángeles, había estado. Él fue más allá de la tierra, más allá de los cielos y toda la creación, hasta un lugar a dos arcos de distancia o incluso más cerca.
Esta es la estación del Mensajero a cuya umma tenemos la bendición de pertencer y cuyo ejemplo y Sunna nos esforzamos por seguir. Él es el mejor de la creación y nunca debemos olvidarlo, nunca debemos dejar de amarlo o hacer salawat por él, y nunca debemos dejar de agradecer a Allah por permitirnos conocerlo y ser parte de su umma.
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Allah dice en su Libro Noble: “El Conocedor del No-Visto, a nadie le da acceso a Su No-Visto. A excepción de aquel mensajero que goza de Su beneplácito”. (72:26-27)
Entre las lecciones importantes que podemos extraer de la historia del Isrá y el Mi’raȳ, me gustaría mencionar dos de ellas brevemente.
En primer lugar, nos recuerda las limitaciones de la ciencia y de nuestros sentidos en los que confiamos y de los que dependemos, ya que muestra que hay todo un mundo que la mayoría de nosotros no podemos ver, un mundo invisible. En esa noche, el Mensajero de Allah vio e hizo cosas que desafían cualquier intento de explicación de la ciencia convencional, como viajar de Meca a Jerusalén y regresar a caballo en una sola noche, o ver a los Profetas de generaciones anteriores en persona. Los astrofísicos y los físicos cuánticos se desviven intentando describir y descifrar otras dimensiones en el tiempo y espacio, otros mundos paralelos. Quieren ver el No-Visto, y Allah les abre pequeñas ventanas, pero nosotros tenemos total iman en ello.
Este recordatorio es algo que tenemos una gran necesidad, especialmente en esta época de sobrecarga sensorial. Es muy fácil caer en la trampa de pensar que el mundo es solo lo que experimentan nuestros cinco sentidos, pero la verdad es que esos sentidos apenas rozan la superficie de la creación de Allah. Los límites de nuestros sentidos están claros, pero Allah concede basira, comprensión, apertura y percepción del No-Visto a quien Él quiere.
En segundo lugar, nos recuerda la importancia de la oración y la posición central que ocupa en el din de Allah. Lo primero que hizo el Mensajero de Allah cuando llegó a Jerusalén fue hacer la oración, y el único acto de adoración que se hizo obligatorio durante el Mi’raȳ fue la oración.
Anas narró que el Mensajero de Allah dijo, describiendo lo que sucedió cuando estaba en el Árbol de Lote del límite más lejano: “Entonces Allah me reveló lo que me reveló y Él hizo cincuenta oraciones cada día y noche obligatorias para mí”. Mencionó que cuando pasó junto a Musa, le dijo que regresara a su Señor ya que 50 oraciones serían demasiado para su gente. Así que regresó a su Señor, y cada vez que regresaba a su Señor, su Señor deducía cinco oraciones, y cada vez que regresaba a Musa, Musa le decía que debía reducir el número de oraciones porque serían demasiada carga para su gente. Esto continuó hasta que el número se redujo a cinco oraciones.
Allah dijo: “Muhammad, son cinco oraciones cada día y noche. Cada oración cuenta como diez, lo que hace cincuenta oraciones…”. Cuando el Profeta pasó junto a Musa, nuevamente le dijo que regresara y redujera el número, pero el Profeta respondió: “He regresado a mi Señor tan a menudo que me avergüenzo ante Él”, y regresó a su pueblo con las cinco oraciones que conocemos hoy: Subh, Dhuhr, ‘Asr, Maghrib e Isha. Y por la misericordia de Allah, quien cumpla con ellas, tendrá la recompensa equivalente a 50 oraciones.
Así que el único acto de adoración que Allah reveló a Su esclavo cuando estuvo más cercano a Él que cualquier ser creado jamás haya estado, fue la oración. El único acto de adoración que el Profeta trajo para su umma del Mi’raȳ, del cercano encuentro con Allah, fue la oración.
Le pedimos a Allah que nos dé capacidad de reflexión y comprensión. Le pedimos que nos aumente en amor por Su Mensajero y en aprecio por la bendición que nos otorgó al hacernos parte de su umma. Y pedimos a Allah que acepte todas nuestras oraciones.