Musulmanes, tened taqwa de Allah como nos ha ordenado y no muráis sin estar sometidos, y sabed que Al-Llah ordenó ayudarse mutuamente en la virtud y en la taqwa (de Allah), no en la desobediencia ni en la transgresión, e hizo del estar al servicio de la gente y ayudar a los débiles un signo de que el corazón está sano y su dueño está sereno, tanto en secreto como en público. Del mismo modo, estar al servicio de los demás es uno de los mejores actos de adoración. Dijo el Profeta ﷺ: «Quien facilita ayuda a su hermano, Allah le ayuda a él, y a quien alivia la aflicción de un musulmán, Allah le aliviará una de las aflicciones el día de la Resurrección».
Siervos de Allah, las pruebas de este mundo son duras, incluso los que se creen fuertes, frente a ellas, se vuelven débiles. El hombre feliz es el que saca provecho de su prestigio y de su riqueza empleándolos al servicio del Din, en socorrer a los necesitados y a los afligidos. Si alivias la aflicción de alguien, entonces has aliviado una de tus aflicciones de la otra vida, que será más dura.
Las aflicciones del Más Allá comienzan desde la tumba hasta la rendición de cuentas. Los Compañeros del Mensajero ﷺ competían entre ellos por cubrir las necesidades de la gente y estar junto a los débiles. Ibn Abbas, que Allah esté complacido con ambos, dijo: «Hay tres a los que no puedo recompensar: un hombre que me saludó antes que yo a él, un hombre que me hizo sitio en el consejo y un hombre cuyos pies se llenaron de polvo al caminar a mí queriendo saludarme. Y el cuarto sólo Allah lo recompensa por mí».
Se dijo: «¿Y quién es?». Dijo: «Un hombre que le ocurrió algo y pasó la noche pensando en quién le puede ayudar, luego me vio digno de su necesidad, por lo que vino a mí para ayudarle».
¿Dónde estamos nosotros de estos ajlaq sobre los cuales el Profeta ﷺ educó a sus compañeros?
Una de las calamidades para las personas de himma es que los necesitados no acudan a ellos para ayudarles. Hakím bin Hizám, que Allah esté complacido con él, dijo: «Cada vez que me despierto y no veo a nadie en mi puerta sé que es una de las calamidades».
Sabed, siervos Suyos, que los caminos de la bondad son muchos, y los tipos del birr (el bien) son numerosos, y los niveles de la benevolencia son diversos. El más elevado es estar al servicio de los musulmanes y hacer el bien a los muminin. Ejemplo de esto es alimentar al hambriento, vestir al que no tiene ropa, visitar al enfermo, educar al ignorante, ampliar el plazo del que tiene deuda, ayudar al incapacitado, socorrer al doliente, encargarse del huérfano, dar alivio al preocupado e interceder por quien está enfrentado, y los mejores de entre la gente son los más beneficiosos para la gente.
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Creyentes, reconfortar es algo que puede necesitar cualquiera, porque a veces no es material. Puede ser un consejo, una emoción, hacer una visita, quedar con alguien, una sonrisa y visitar a un enfermo. A quien está pendiente de la necesidad de su hermano, Allah le cubre su necesidad. Por lo que tú mismo, si tu imam es correcto, te reconfortas a ti mismo. Compartir con la gente sus penas y alegrías es el mejor consuelo, impedir la injusticia contra los que son agraviados y pagar la deuda o parte de ella por cuenta del endeudado son formas de consolar, y con ellos alcanzas un alto rango ante Allah.
Dice Allah, Alabado sea: «¿Quién ofrecerá a Allah un préstamo generoso para que Él se lo devuelva multiplicado?». De modo que cualquiera que ofrezca un servicio a su hermano, es como si le hubiera dado a Allah un préstamo. Siervos de Allah, estamos en un tiempo en que la necesidad de los hombres es grande. Dijo el Profeta ﷺ: «Hacer el bien protege contra el mal, contra las plagas y la destrucción, y la gente del bien en este mundo es la gente del bien en el Más Allá».
Allahumma, Haznos estar entre Tus siervos exitosos, Hazte cargo de nuestros asuntos, Perdona nuestras faltas y Cubre nuestros defectos, Ya Rabb-al-alamin.