Alhamdulillah, quien ha hecho descender a Su siervo el Libro y no ha puesto en él nada que no sea claro.
Hizo que fuera una luz para los mundos y un milagro eterno hasta el Día del Juicio.
Quien habla según sus palabras es veraz; quien juzga según sus leyes es justo; quien actúa conforme a él será recompensado; y quien llama a él será guiado.
¡Musulmanes!
Tened taqwa de Allah como es debido, y no lleguéis a la muerte sino como musulmanes.
Sabed que el Sagrado Corán es un milagro en sus palabras, su significado, su elocuencia y retórica, su recitación, su caligrafía y su composición.
Allah desafió a los árabes, que eran la gente más elocuente, y también desafió a los yinn y a los hombres a producir algo similar.
Dijo en Su Libro:
«Di: Si se juntaran los hombres y los genios para traer algo parecido a este Corán, no podrían traer nada como él, aunque se ayudaran unos a otros»
(Corán, Al-Isrā’, 88).
Pero ni pudieron ni podrán producir algo similar al Corán.
El Corán es único e incomparable.
En él se aúnan la brevedad y el milagro, y cada palabra está exactamente en el lugar en el que tiene que estar.
Asimismo, compila todas las ciencias, sagradas y profanas.
El Profeta ﷺ dijo:
«En él se encuentran noticias de los que os precedieron, el juicio del presente y las noticias de lo que os sucederá».
Y Allah, alabado sea, dijo:
«Hemos hecho que te descendiera a ti el Libro que es una aclaración para cada cosa, y una guía, misericordia y buenas noticias para los que se someten».
¡Creyentes!
El Corán es un milagro incesante que no termina con el paso del tiempo ni con el cambio de lugar.
Allah ha prometido protegerlo de la distorsión y de la alteración, diciendo:
«En verdad, hemos hecho descender el Recuerdo, y somos sus guardianes».
Nadie podrá agregar ni quitar una sola letra al Corán.
Se preserva en los corazones de hombres, mujeres y niños, y en copias escritas y editadas por hábiles memorizadores.
Lo que está en sus corazones coincide exactamente con lo que está escrito en las líneas.
Entre los milagros del Corán se encuentra que contiene también el conocimiento de las leyes físicas —el denominado conocimiento científico—, al cual la humanidad solo ha tenido acceso en la edad contemporánea.
Por ejemplo, la aleya que dice:
«A quien Allah quiere guiar, le abre el pecho al Islam, pero a quien quiere extraviar, hace que su pecho se haga estrecho y apretado como si estuviera ascendiendo al cielo».
Allah, alabado sea, comparó a quien se aparta del Corán y del Islam con alguien que intenta ascender al cielo.
Y los humanos no descubrieron que la presión del aire y el oxígeno disminuyen a medida que nos elevamos sobre el nivel del mar hasta el siglo XX.
¿Quién le dijo esto a Muhammad ﷺ hace catorce siglos?
La respuesta es: Allah, a quien nada se Le oculta.
La aleya señala con una sola palabra la fuerza de gravedad que enfrentan quienes desean ascender al espacio. La palabra es yaṣṣa‘ad —“asciende” enfatizándola—.
El creyente siente tranquilidad, consuelo y amplitud en su pecho, en la salud y en la enfermedad, en la facilidad y en la dificultad, si su fe es sólida.
Quien no cree en este Libro y en este dīn, que es el último, vive en la ansiedad, la angustia y la adversidad, especialmente en el momento de su partida.
Allah, alabado sea, dijo:
«Pero quien se aparte de Mi recuerdo… es cierto que tendrá una vida mísera, y el Día del Levantamiento le haremos comparecer ciego».
Asimismo, entre sus milagros están las noticias de las naciones anteriores: del pueblo de Nūḥ y el diluvio, del pueblo de Lūṭ y Shu‘ayb, de la gente de la cueva, y de Yūsuf y sus hermanos.
Todo esto fue mencionado con precisión y detalles asombrosos.
Allah, alabado sea, dice:
«En su historia hay una lección para los que saben reconocer lo esencial. No es un relato inventado…».
De igual modo, están las etapas del desarrollo del feto en el vientre de su madre:
«En verdad, creamos al hombre de una esencia extraída del barro. Luego hicimos que fuera una gota de esperma dentro de un receptáculo seguro. Luego transformamos la gota de esperma creando un coágulo de sangre, y el coágulo de sangre creando un trozo de carne, y el trozo de carne en huesos que revestimos de carne, haciendo de ello otra criatura. Bendito sea Allah, el Mejor de los creadores»
(Corán, 23:12-14).
Luego vino la embriología a confirmar esta descripción precisa.
Este es el significado de la palabra de Allah, el Altísimo:
«Les haremos ver Nuestros signos en el horizonte y en ellos mismos hasta que se les haga evidente que es la verdad».
¡Siervos suyos!
Los tesoros y milagros del Corán son ilimitados e incontables.
Incluso quienes no creen en él no pueden atacarlo.
Cuando Al-Walīd ibn al-Mughīra escuchó el Corán por primera vez, siendo uno de los más acérrimos enemigos del Mensajero ﷺ, dijo:
«Es dulce, sus raíces son bien arraigadas, y sus ramas son fructíferas; se exalta, y nada se exalta por encima de él».
Allahumma, concédenos la dulzura del Corán, su comprensión, su intercesión y su recitación durante las horas de la noche y al final del día.
Abre e ilumina nuestros corazones con él, e ilumina nuestras tumbas con él.
Allahumma, bendice a nuestro emir y a nuestra comunidad, y concédenos que en cada recitación del Corán que hagamos, este descienda sobre nuestros corazones.
Allahumma, haz que Tu sakīna descienda sobre los oprimidos y que su aceptación de Tu Decreto sea completa.
Sosiega sus pechos y dales siempre esperanza en Tu infinita misericordia para con ellos, y en la rendición de cuentas ante Tu justicia de todos los opresores.
Amín.


