El decreto

La semana pasada hablamos de la provisión y dijimos que está escrita y nos llegará independiente de lo que hagamos, y que sin embargo debemos esforzarnos en conseguir nuestro sustento. Son conceptos que pueden parecer contradictorios, pero no lo son, son verdad ambos, son diferentes elementos de un mismo asunto: el decreto. El decreto cuya creencia es parte del imán. Los creyentes a los que Allah eleva y ama llegan a tener una comprensión de esto en su conjunto y entienden que no tienen elección y que es Allah el que actúa en todo momento, como dice en el hadiz qudsi:

“Mi esclavo no se acerca a Mí con nada más amado por Mí que los actos que hecho obligatorios para él. Y continúa acercándose a Mí mediante actos de adoración voluntarios hasta que le amo. Y cuando le amo, Yo soy el oído con el que oye, la vista con la que ve, la mano con la que agarra y el pie con el que anda. Y si me pide le doy. Y si busca refugio en Mí, le protejo”.

Todos reconocemos el decreto a un nivel conceptual, pero no es algo que la mayoría de nosotros tengamos en cuenta a nivel práctico y cotidiano. Pasamos por la vida bajo la ilusión de que somos los dueños de nuestro destino, que somos los principales actores en nuestras vidas y que los eventos y variables están bajo nuestro control. Y pasamos nuestras vidas buscando fortalecer ese control y expandir su esfera, pensando que cuantos más elementos abarquemos bajo nuestro control, más podremos moldear nuestro presente y nuestro futuro. Pensamos en nosotros mismos como los arquitectos de nuestro destino, autónomos e independientes, pero eso es presuntuoso y equivocado. Allah dice:

“Sin embargo el hombre se rebela al verse enriquecer (al creerse autosuficiente)”. (96:6-7)

Hacemos esto como individuos y como sociedades, implementando cada vez más medidas para controlar nuestras poblaciones y el mundo que nos rodea. Pero a veces nos afectan eventos devastadores, como incendios, inundaciones o terremotos o pruebas a nivel personal ante las cuales somos totalmente impotentes. Tales eventos son un recordatorio profundo de nuestras limitaciones. No importa cuánto poder temporal poseamos, no importa cuánta riqueza tengamos en nuestras manos, no podemos prevenir tales desastres. Y cuanto más intentamos someter este mundo a nuestra voluntad y controlar cada variable, más frecuentes se vuelven. Nuestros intentos de prevenir a menudo resultan en un nuevo desastre. Cuanto más buscamos fortalecer nuestro control sobre el mundo, más se nos escapa y más caos se produce. Allah dice sobre la gente del Profeta Zamud:

“Urdieron un plan y Nosotros urdimos otro sin que ellos se dieran cuenta. Mira cómo terminó su plan”. (27:50-51)

El resultado de la mayoría de los esfuerzos de la gente que piensa que tiene el control es lo contrario de lo que esperaban, y muy a menudo pone en marcha eventos que conducen a su destrucción. Allah dice, en una continuación de esta aleya: “En verdad los exterminamos a ellos y a sus familias, a todos”. (27:51).

Es característico de la gente que niega la divinidad, como dice Allah en el Corán, en la Sura de la Vaca: “Y cuando se les dice no corrompáis en la tierra dicen solo estamos mejorando”. Y esto lo empiezan a reconocer gente que no es musulmana. Adam Curtis, un documentalista y escritor conocido por sus documentales sobre el fracaso de la sociedad moderna dice: “Cada vez más, vivimos en un mundo donde nada tiene sentido. Los eventos van y vienen como olas de fiebre, dejándonos confundidos e inciertos”.

Esa confusión e incertidumbre solo surgen por nuestro afán de control. Si aceptamos nuestra impotencia y reconocemos que el poder pertenece únicamente a Allah encontraremos la paz y la tranquilidad. El profeta dijo:

“Allah pone consuelo y descanso en la satisfacción y certeza”. Y entonces también surgirá en nosotros la esperanza, pues nos daremos cuenta de que no debemos temer por nuestra propia incapacidad. Nuestras necesidades serán satisfechas a pesar de nosotros mismos.

Allah ha creado este universo y lo ha puesto a nuestro servicio. Desde cada una de nuestras células, hasta el agua, el sol y la luna, todo está para proporcionarnos lo que necesitamos.

Fijaos en un niño pequeño, totalmente indefenso e incapaz de moverse, y sin embargo llora, y el mundo se apresura a servirlo, a traerle lo que quiere y necesita. No tiene ilusiones de estar en control y, sin embargo, dunya se apresura a ayudarlo.

Uno de los primeros pasos para vivir una vida con satisfacción es aceptar que no hay poder ni fuerza más que por Allah, y que los resultados están en Sus manos, no en las nuestras. Allah dice:

“Tu Señor crea lo que quiere y elige mientras que ellos no tienen elección”. (28:68) Y el segundo es hacer que tus deseos estén en línea con los deseos de Allah. Y Allah quiere que creamos en Él, le recordemos y le obedezcamos, y no quiere lo contrario. Allah dice: 

“No acepta de Sus siervos la incredulidad”. (39:7) Si hacemos eso, entonces el mundo estará a nuestro servicio por la voluntad de Allah. Allah dice en un hadiz qudsi.

“Mi esclavo, Yo le digo a algo: ‘¡Sé!’ y es. Obedéceme y haré que le digas a algo: ‘¡Sé!’ y será”. Esta fue la estación del Mensajero y sus Compañeros, que vivieron una expansión que no se ha visto a lo largo de la historia, y conquistaron los imperios de Persia y Bizancio. Y se ha repetido a lo largo de la historia, cada vez que los musulmanes se han vuelto a su Señor, Él los ha elevado.  

La dunya es la montura del creyente, como dijo el Profeta, así que si cumplimos con nuestro contrato de creencia nos llevará a buen término. Pero si lo intentamos doblegar a nuestro antojo, nos agotaremos y no conseguiremos más que frustración.

Oh Allah te pedimos que nos hagas aceptar Tu decreto y nos permitas saborear la dulzura del imán.

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Hemos mencionado que todo el poder le pertenece a Allah, y que nada sucede excepto por Su Voluntad, pero esto no significa que nunca planeemos con anticipación, que nunca nos esforcemos por estructurar y ordenar nuestros asuntos. Todo lo contrario. Planear con anticipación es un requisito, pues ¿qué es la niyya, la intención, sino un plan para el futuro? Y la niyya es una condición para la validez de los actos de adoración. El Profeta dijo:

“Las acciones son solo por (de acuerdo a) las intenciones”. Y, de hecho, esa niyya que hacemos a menudo es más valiosa que la acción a la que conduce. El Profeta dijo:

“La niyya del creyente es mejor que su acción”. Y es una buena acción en sí misma, incluso cuando no se llega a realizar la acción. Allah dice en un hadiz qudsi:

“Si mi esclavo tiene la intención de hacer una buena acción, pero no la hace, se le escribe (en su libro) una buena acción completa”. Las intenciones y la planificación son también importantes en los asuntos de dunya, como el comercio, los negocios o el matrimonio. De hecho, es uno de los aspectos más importantes de nuestras vidas. No solo reaccionamos, somos proactivos. Usamos las facultades y el intelecto que Allah nos ha dado. El Profeta dijo:

“Planear con anticipación / preparar / organizar es la mitad de la vida”. Pero todos esos planes e intenciones deben hacerse de la manera correcta. Si damos prioridad a nuestros propios caprichos y opiniones por encima de los mandatos de Allah u olvidándolos, se convierte en un complot en nuestra contra.

El resultado está siempre en manos de Allah. Lo que debemos hacer es vivir de acuerdo con lo que Él ha mandado y planificar nuestras vidas a la luz de lo que Él ha prescrito. Si hacemos eso, tendremos éxito, y nuestro tiempo en este planeta tendrá sentido y baraka. Si no lo hacemos, encontraremos confusión y descontento.

Le pedimos a Allah que aumente nuestro conocimiento de Él y purifique nuestras intenciones. Y le pedimos que nos proteja y nos dé los mejores resultados y el mejor de los sellos.