Alhamdulillah, Quien responde a las súplicas y alivia las angustias, Él, Exaltado Sea, perdona las malas acciones. Atestiguo de que no hay más Dios sino Allah, Único sin parecido, un testimonio mediante el cual Allah alivia la aflicción de los débiles y hace bajar su misericordia sobre los oprimidos y los morabitin. Y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, quien dijo: «No hay nada que se pone en aprieto sin que Allah le dé alivioۚ».
Sabed que el Rey dispone de lo que posee y que Él es el Omnisciente, el que todo lo sabe, no se le pregunta sobre lo que hace mientras que a ellos se les preguntará. Y sabed que la paciencia en los comienzos es la señal de victoria, y la dificultad va seguida por el alivio, y después de la tristeza viene la alegría, y quien está contento en un tiempo, se angustiará en otros tiempos.
Allah, Todopoderoso, dijo: «Cuando Mis siervos te pregunten sobre Mí…Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide, cuando Me pide». La súplica es un arma del creyente en tiempos de penurias y dificultades, tanto en lo bueno como en lo malo. Es un arma que no falla en ningún momento ni lugar, y con ella se alivia la angustia y la adversidad, es un arma que no fue hecha por manos humanas y es más fuerte que cualquier otra arma, por muy poderosa o precisa que sea. Es un arma divina que solo los creyentes en Allah poseen. Es el arma de los mensajeros, los profetas, los piadosos, los justos y los ‘arifin desde siempre.
Siervos de Allah. Se relató de Al-Nu’man bin Bashir, que Allah esté complacido con ambos, que el Mensajero de Allah ﷺ dijo: «La súplica es la adoración». Debido al alto estatus de la súplica y su rango, nuestro profeta ﷺ resumió en la palabra «du’a» el significado de toda la ‘ibada. Esto es una gran exageración del valor y estatus del du’a ante Allah del Mensajero ﷺ. Y explicó a su ummah y a sus seguidores que quienquiera que levanta las manos hacia su Señor, suplicando, humildemente e inclinándose ante Allah Todopoderoso, ha hecho el mejor de los actos de adoración y el más exaltado en estatus. Y Allah Todopoderoso dijo: «Y tu Señor dice: “Invócame, Yo te responderé”. Ciertamente, aquellos que son arrogantes al adorarme entrarán en el infierno humillados». Eso se debe a que abstenerse por arrogancia a suplicar a Allah Todopoderoso, es una dispensa de Su misericordia y perdón, y esto sólo lo hacen los incrédulos.
Musulmanes, la súplica es un arma con la que Allah salvó a Nuh, la paz sea con él, y ahogó a su pueblo en el diluvio cuando dijo: «Me han vencido, ¡auxíliame!».
Y a Musa, la paz sea con él, de Fir’aun, «cuando sus compañeros dijeron: “nos van a alcanzar”. Él dijo: “No, mi Señor está conmigo. Él nos guiará”». Y con ello salvó a Yunus, la paz sea con él, mientras estaba en la oscuridad del mar cuando dijo «No hay más Dios que Tú. Gloria a Ti. Ciertamente yo fui uno de los malhechores», asimismo Allah honró a Su Profeta Muhammad ﷺ con súplicas en innumerables situaciones.
La Súplica es un arma con la que el Mensajero ﷺ y sus compañeros lucharon contra los dos imperios más poderosos de su tiempo: los persas y los romanos. Esa arma sigue siendo la espada de los justos. No cambia. Lo que cambia es el estado de los que suplican. Allah Todopoderoso dice: «Allah no cambia la condición de un pueblo hasta que ellos cambien lo que hay en ellos mismos».
Siervos Suyos, si la súplica es un mensaje que el suplicante envía a su Señor, antes de escribir este mensaje debe mirarse a sí mismo, a su tiempo, a su lugar y a su imam.
¿Cumple con los requisitos para pedir? ¿Es digno de ello? ¿Está libre de los obstáculos para que se le responda? ¿Tiene algo en su corazón que impide que el mensaje llegue?
¿Quiere el bien para los demás? ¿Cumple con sus deberes? ¿Da a cada uno lo que le corresponde? ¿Rechaza la injusticia? ¿Están los musulmanes a salvo de su lengua y su mano?
Las condiciones para el du’a son siete: mostrar reverencia, tener taqwa, la esperanza, perseverancia, humildad, pedir por los demás y comer de lo que está permitido. Por eso, el que pide debe ver si estas condiciones se cumplen antes de levantar las manos hacia Allah. ¿Está su estómago libre de lo ilícito? ¿Se abstiene de lo dudoso? ¿Baja su mirada? Porque nuestro Profeta ﷺ mencionó el ejemplo de un hombre que viaja durante mucho tiempo, desaliñado y polvoriento. Sus manos están dirigidas hacia el cielo, pidiendo «Señor mío, Señor mío» y su comida es ilícita, su bebida es ilícita, su ropa es ilícita y ha sido alimentado de lo prohibido, entonces, ¿cómo será respondido?
Creyentes. Entre las razones para responder y aceptar el du’a está honrar a los padres y ser amable con ellos, brindarles alegría con palabras y obras, tratarlos con bondad dulzura y respeto, y no ser condescendiente con ellos. Allah, Todopoderoso, ordenó ser amable con ellos en más de una aleya y lo vinculó con la servidumbre sincera hacia Él en más de un aleya del Noble Corán diciendo: «Y adorad a Allah y no asociéis a otros con Él. Y tratad con bondad a los padres». Y la bondad incluye todo acto de bien hacia los padres.
Allahummah, concede la victoria a los débiles, acepta a sus muertos como mártires, inspira paciencia y consuelo en sus almas, acepta a sus hijos, ten piedad de las madres, consuela a los huérfanos, cura a sus heridos y enfermos y ten piedad de ellos con tu misericordia que todo lo abarca.
Allahummah, tú nos ordenaste pedir y nos prometiste responder, así pues acepta nuestra súplica y no nos rechaces. Allahummah, ante Ti nos quejamos de nuestra debilidad, de nuestra falta de ingenio, y nuestro desprecio por las personas. Allahumma, levanta tu Ira, Allahummah, Amin.