Alhamdulillah, Quien da la vida y la muerte y Él es el viviente que no muere. Cuando dicta algo le dice: «Sé», y es. Doy testimonio de que no hay más dios que Allah, Único sin ningún asociado, y que Muhammad ﷺ es Su siervo y Mensajero, transmitió el mensaje, cumplió con la amana y asesoró a la Ummah.
¡Musulmanes!, tened taqwah de Allah y adorad a vuestro Señor, y no estéis entre los negligentes. Y dejad en vuestro haber un buen recuerdo que vuelva a estar vivo frente a vosotros después de la muerte. Allah, Todopoderoso, dijo: «En verdad Nosotros damos la vida a los muertos y escribimos las obras que adelantaron y las huellas que dejaron. Cada cosa la recogemos en un registro claro».
Allah, alabado sea, nos dice en esta aleya que solamente Él es quien da la vida y causa la muerte, y que Él es quien resucitará a los hombres en el Día de la Resurrección. Y Él, Alabado sea, registra cada buena obra que hayamos adelantado en nuestra vida, tales como dejar en el mundo solo buen recuerdo (dhikr hassan), el conocimiento útil, el consejo bienintencionado, escribir un libro, establecer un waqf por Allah, el haber participado en que se construya una mezquita, y todo aquello que beneficie a la gente. En contrapartida, también se registra todo el mal hayamos podido causar.
Dijo el Mensajero de Allah ﷺ: «Quien establezca algo bueno en el Islam, tendrá su recompensa, y otra recompensa igual a la de aquellos que le siguieron en ello, sin que esto mengüe en nada la recompensa de los que le siguieron; y quien introduzca algo malo en el Islam, soportará la carga de su propia falta, y soportará también una carga igual a la de quienes le hayan seguido en ello, sin que esto mengüe en nada el castigo de los que le siguieron».
La razón (sabab) por la que se reveló esta aleya fue que los Banu Salamah, que eran ansar, tenían sus casas lejos de la mezquita, por lo que querían mudarse para estar cerca. El Profeta ﷺ les dijo: «¡Quedaos con vuestras casas! ¡Quedaos con vuestras casas! Pues vuestros pasos quedan registrados en vuestra cuenta». Es decir, no os mudéis, porque vuestros pasos hacia la mezquita quedarán registrados después de vuestra muerte. Esto está respaldado por las palabras del Profeta ﷺ, quien dijo: «Dales las buenas nuevas a quienes caminan en la oscuridad hacia las mezquitas con una luz completa en el Día de la Resurrección». No importa lo lejos que estén las mezquitas, están cerca si cuentas tus pasos hacia ellas. En otro hadiz, el Profeta ﷺ dijo: «[…] Sus pasos, uno de ellos le borra una falta y el otro lo eleva un grado». Asimismo, lo que hayamos gastado en transporte o en combustible para llegar a la mezquita nos será contado y será una sadaqa continua para nosotros después de la muerte.
¡Creyente! Todos tus movimientos y tu inmovilidad se cuentan a tu favor o en tu contra, ello no disminuirá nada de la recompensa de lo que hayas dicho o hecho. De Anas Ibn Malik dijo: «Estaba andando con Zaid Ibn zabit, así que caminé rápidamente. Él dijo: “Oh Anas, camina despacio, ¿acaso no has sentido que cada paso se está registrando?”». Allah Todopoderoso dice en la aleya: «cada cosa la recogemos en un registro claro». Es decir, en una tabla conservada. ¡Pregúntate, creyente!, ¿qué huellas o pasos has dejado aquí si te llega ahora mismo la muerte? ¿Cuántas personas desviadas has guiado? ¿A cuántos ignorantes has enseñado ? ¿A cuántos pobres has enriquecido? ¿Algún buen recuerdo con que recordarte después de la muerte?
Dijo imam Ash-Shafi’i: «Ha muerto gente, cuyas buenas obras no han muerto. Y otros están vivos, pero caminan muertos entre la gente». Entre las obras cuyo beneficio permanece después de la muerte está el dawa que encamina hacia Allah, alabado sea. Dijo el Mensajero ﷺ: «Por Allah, si Allah guía a un hombre a través de ti, es mejor para ti que aquello sobre lo que ha salido el sol». Otra de las obras cuyo beneficio perdura después de la muerte es la difusión del conocimiento (‘ilm), tal como dijo el Profeta ﷺ, que entre las mejores obras que acompañan a un creyente después de su muerte se encuentra el conocimiento que aprendió y transmitió. ¡Pregúntate, oh musulmán! ¿A cuántas personas has enseñado? Cualquiera que sepa que un amigo o hermano musulmán ignora algo sobre su din o sobre su oración y permanece en silencio al respecto, es un traidor y un encubridor. En el hadiz, el Mensajero ﷺ dijo: «quien oculte conocimiento será devorado por una brida de fuego».Y esto ya sea poco o mucho este conocimiento.
Entre los musulmanes hay quienes no recitan bien el Fatiha, y puede que esta persona sea un amigo tuyo o tu compañero, y si lo escuchas cometiendo errores en su recitación, has de saber que serás preguntado por él. Especialmente los que acaban de entrar al Din y son extraños a él, hemos de preguntarnos ¿Hay alguien entre nosotros que se esté preocupando por ellos? ¿Qué les hemos ofrecido después de pronunciar la shahada? Allah, Todopoderoso, dijo: «el que haya hecho el peso de una brizna de bien, lo verá; y el que haya hecho el peso de una brizna de mal, lo verá».
No despreciemos ninguna obra, no sabemos qué buena acción pesará más en nuestra balanza en el Día del juicio. Dice Allah, alabado sea: «Quien practique las acciones de bien y sea creyente… No habrá ingratitud para con esfuerzo y es verdad que se lo escribiremos».
¡Siervos suyos! Tened taqwah de Allah, y reflexionad sobre esta aleya que está ubicada en el corazón del Corán, en la Sura de Ya Sin. Considerad el significado y dejad un buen recuerdo (dhikr hassan) después de vuestra muerte, sed útiles a las personas, y sed una barrera para el mal y una puerta para el bien. Y no dejéis en este mundo malas acciones que os perjudiquen en vuestras tumbas. Y no llevéis con vosotros, en vuestros sudarios, la carga de nadie. Y no estéis entre aquellos de quienes Allah, Alabado sea, dijo: «Así cargarán el Día del Levantamiento con todas sus responsabilidades y con parte de las responsabilidades de aquellos a quienes extraviaron sin conocimiento. ¿Acaso no es malo lo que pesa sobre ellos?».
¡Así que, sé de los vivientes después de tu muerte, oh Creyente! Revive con el bien y no seas un cadáver con el mal estando todavía vivo.
Allahumah, concédenos un buen recuerdo después de la muerte y no nos hagas estar entre los negligentes. Allahumah, no nos castigues si olvidamos o cometemos un error. Allahumah, no nos cargues con una carga como la que pusiste sobre los que nos precedieron, y sé para nosotros un guardián y auxiliador, y purifica nuestros corazones de la arrogancia, la envidia y el mal carácter, y acepta nuestro volvernos a Ti, en verdad, Tú eres At-tawwab, Ar-rahim. Y concédeles victoria a nuestros hermanos oprimidos cuya sangre se derrama continuamente, y derrota a los opresores y apoya a los oprimidos. Amin.