Dijo El Todopoderoso: “Y cuando Luqman le dijo a su hijo aconsejándole: ¡Hijo mío! No asocies nada ni nadie con Allah, pues hacerlo es una enorme injusticia”.
Luqman fue un hombre justo, descendiente de hombres justos, Allah le dio sabiduría, elocuencia y razón. Lo primero que pidió Luqman a su hijo fue que no cayera en el Shirk, ya que anula las buenas obras, además de ser una gran falta que Allah no perdona. Dice Allah, alabado sea: “Es cierto que Allah no perdona que se Le asocie con nada pero, fuera de eso, perdona a quien quiere”.
El tawhid viene siempre en primer lugar; por eso, el islam comenzó con el monoteísmo, antes de ordenar la oración, el zakat, el ayuno y el hayy, debido a que es la base sobre la que se fundan las demás leyes. Por lo tanto, una base firme da lugar a un edificio firme. Sin embargo, todo lo que se basa en el Shirk, en cualquier momento se cae. Allah creó al hombre, le ha dado su rizk y le sacó de la ignorancia para un solo fin que es adorarle y no asociarle nadie. Asimismo, Allah dio al hombre la paciencia, el razonamiento y el intelecto para ser consciente de Su existencia y entregarse a Él, solo, sin asociado. Cada uno debe advertirse a sí mismo y a sus hijos de no caer en el Shirk.
El segundo consejo es la bondad con los padres, que es el mayor de los derechos en el Islam después de adorar a Allah, y es un derecho que Él ha mencionado junto con la orden de adorarle. Dice Allah alabado sea: “Adorad a Allah sin asociar nada con Él y haced el bien a vuestros padres”.
Luego Luqman mencionó el valor de la madre: “Su madre lo llevó en el vientre fatiga tras fatiga”. Es un proceso de debilidad y cansancio: el embarazo, el parto, la lactancia, la higiene del niño, educarlo, etc. Así, tal vez, tengamos rahma con las madres, quienes se quedan con hambre para que coman los hijos y no duermen para que ellos duerman. Es posible que una madre deje algo que se le antoja por misericordia hacia su hijo, estando embarazada, por si le daña.
Musulmanes, hemos de recordar que una madre alimenta a su hijo llevándolo, a lo largo de nueve meses, en su vientre, los dos unidos por el cordón umbilical, teniendo toda la paciencia para que llegue; luego lo amamanta y lo cría hasta que se hace fuerte. Sin embargo, algunos las recompensan con la desobediencia. ¿Acaso no sabemos que desobedecer a los padres es una falta mayor? El que trata mal a sus padres no huele el olor del paraíso. Dice Allah en surat al Israa: “Y si a alguno de ellos, o a los dos juntos, les llega la vejez junto a ti, no les digas ‘uff’ ni los rechaces, sino que háblales con buenas palabras”.
Paramos en la parte de la aleya “junto a ti” para reflexionar. Una madre merece que la acompañes durante la vida y, más aún, en su vejez; que la cuides, que la ayudes, que la obedezcas y no la lastimes con malas palabras. Allah ordena que bajes sobre ellos el ala de la humildad que viene de la misericordia. No hay nadie en la tierra que merezca someterse a él excepto los padres y el sheij que te educa, te enseña y te conduce a tu Señor con su conocimiento y sabiduría. Y esto vale igualmente para el padre que vela por la educación de los hijos y trabaja para que nos les falte nada. De igual modo, el Islam ordena la obediencia a los padres aunque no sean musulmanes, a menos que te digan que abandones tu religión, en ese caso no los obedezcas. Cuando Saad bin Abi Waqas abrazó el islam su madre le dijo: “No como ni bebo hasta que lo abandones”. Le contestó el: “¡Oh madre! Por Allah que, aunque tuvieras mil almas y partieran una tras otra, no abandonaría el islam”.
Otro consejo de Luqman a su hijo es “y sigue el camino de quienes se vuelven a mí”, es decir, el camino de los que se arrepienten. El Todopoderoso dijo: “Es cierto que Allah ama a los que se arrepienten y a los que se purifican”, y no sigas el camino de los desobedientes que te alejan de la fe. Dijo Ibn Ataillah: “Aquel cuyo ejemplo no te induzca al bien y cuyas palabras no te orienten hacia Allah: ¡No vayas con él!”.
El objetivo de Luqman era proteger a su hijo de cualquiera que pudiera corromper su din y le advirtió sobre las malas compañías, tal como viene en el Coran dice Allah, el altísimo: “Ni obedezcas a aquel del que hemos hecho que su corazón esté descuidado de Nuestro recuerdo; sigue su pasión y su asunto es pérdida”.
Oh Allah, te pedimos que seamos los mejores compañeros de nuestros padres, y que nos ayudes a que les obedezcamos, que cuides a nuestras madres y bendigas a nuestros padres y que tengas misericordia y un lugar alto en el jardín a quienes han fallecido entre ellos.