Musulmanes, la semana pasada hablamos de ordenar lo correcto e impedir lo reprobable dentro del campo de autoridad de cada persona, y hablamos de sus diferentes niveles y dimensiones. El musulmán debe llamar a lo correcto con la lengua y debe ser un ejemplo para quien le rodea, empezando por su familia, sus vecinos, su gente cercana, así como la comunidad y la sociedad en las que vive, porque sigue los pasos y emula al mejor de la creación. Él, saws, en un símil, comparó al creyente con una abeja, diciendo:
“Por Aquel en Cuyas manos está la vida de Muhammad, el creyente es como una abeja, pues solo come/consume lo mejor, y produce lo mejor, y donde se posa, ni rompe ni corrompe”.
Allah dice en Quran:
“Y ayudaos unos a otros en la virtud y la taqwa. Y no os ayudéis en la desobediencia ni en la transgresión”. (5:2) Y dice también: “¡Por el Tiempo! Que es cierto que el hombre está en pérdida. Pero no así los que creen, llevan a cabo las acciones de bien, se encomiendan la verdad y se encomiendan la paciencia”. (103)
Llamarnos unos a otros a lo correcto y recordarnos el camino recto, la obediencia a Allah, es una de las mejores acciones que podemos llevar a cabo. Y lo hacemos únicamente por complacer a Allah y por amor a nuestros hermanos, pues queremos lo mejor para ellos en dunya y en ájira. La nasiha, el buen consejo, es parte de esto. Sayyiduna Nuh, ‘alahi-ssalam, dijo a su pueblo:
“Os hago llegar los mensajes de mi Señor y os aconsejo; y sé, procedente de Allah, lo que no sabéis”. (7:62) Y en otra aleya: “Y soy un consejero digno de confianza para vosotros”. (7:68)
Y el Mensajero, que Allah le bendiga y conceda paz, dijo en un conocido hadiz en el que resalta la importancia de la nasiha:
“El Din es nasiha (buen consejo). Dijimos: ¿A quién oh Mensajero de Allah? Dijo: A Allah, a Su Libro, Su Mensajero, los líderes de los musulmanes y todos los musulmanes”.
Nasiha se traduce como bueno consejo, pero su origen es pureza, algo que está limpio de toda impureza o contaminación. La nasiha respecto a Allah es el ijlas, la sinceridad en todas las acciones que llevamos a cabo. La nasiha hacia el Mensajero es creerle, obedecerle y seguirle. Respecto a los líderes de los musulmanes, es ayudarles en su tarea, obedecerles en lo correcto y no difamarlos, pues esto conlleva una rotura en el tejido social. Respecto a los musulmanes en general, se basa en querer para ellos lo que uno quiere para sí mismo, indicándoles lo mejor y más beneficioso para ellos, recordándoles si olvidan, siempre con amabilidad y sutileza.
Pedimos a Allah que nos dé ijlas, sinceridad en todas nuestras acciones. Le pedimos que nos guíe hacia las mejores acciones y que una nuestros corazones. Le pedimos que nos permita seguir fielmente los pasos del Profeta.
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Musulmanes, respecto a la nasiha que se debe a los musulmanes, debe hacerse únicamente buscando la complacencia de Allah y reforzar el din, y no por querer demostrar algún conocimiento o poner a alguien por debajo de ti.
Debe hacerse con conocimiento, pues debemos tener cuidado de decir mentiras contra Allah y, con un conocimiento limitado, prohibir lo que está permitido o sobre lo que hay diferencias de opinión. Allah dice:
“¡Vosotros que creéis! No hagáis ilícitas las cosas buenas que Allah os ha permitido y no transgredáis. Allah no ama a los transgresores”. (5:87) Uno no debe actuar sin conocimiento, y mucho menos decirle a los demás qué hacer o qué no hacer.
Debe hacerse con rifq, con amabilidad y buenas maneras. Allah dice: “Por una misericordia de Allah, fuiste suave con ellos; si hubieras sido áspero, de corazón duro, se habrían alejado de tu alrededor.” (3:159) Se nos ordena a los musulmanes ser misericordiosos unos con otros, y evitar la rudeza y las palabras ásperas, especialmente cuando se trata de un tema que puede ser delicado, ya que a muy poca gente le gusta que le digan que lo que está haciendo está mal. Hacerlo así además, hace que tu acción sea más amada por Allah, porque el Profeta dijo:
“Allah ama el rifq (la suavidad /amabilidad / delicadeza) en todos los asuntos”.
Debe hacerse con hikma, sabiduría, sopesando cuándo es el mejor momento para recordarle algo a alguien, quién es la mejor persona y cuál es la mejor manera de hacerlo. Si piensas que ese recordatorio caerá en oídos sordos, o alejará a alguien en lugar de acercarlo, mejor dejarlo para otro momento más oportuno.
Esto se ejemplifica en la historia del beduino árabe que entró en la mezquita y comenzó a orinar en una esquina. La gente comenzó a gritarle, pero el Profeta les ordenó que se detuvieran, y en su lugar esperaron hasta que hubo terminado. Luego ordenó que trajeran un cubo de agua y la vertieran sobre el lugar donde el hombre había orinado. Vio que la mejor manera de tratar con este hombre, la actitud más apropiada para guiarle, era tratarle con amabilidad.
Hay una historia que ilustra esta hikma, una sabiduría que ya tenían los nietos del Profeta a una temprana edad. Un día un anciano fue a Medina. Cuando llegó la hora de la oración comenzó a hacer wudu, pero lo estaba haciendo mal. Hasan y Husain (radiyallahu ‘anhuma) vieron al hombre haciendo wudu incorrectamente y quisieron corregirle. Pero no querían ofenderle ni hacerle sentir insultado, así que se les ocurrió un plan. Se dirigieron al anciano y le dijeron: “Mi hermano y yo no estamos de acuerdo sobre quién de nosotros realiza wudu de la mejor manera, ¿te importaría vernos hacer wudu y juzgar quién de nosotros realiza wudu más correctamente? ¿Podrías corregirnos en lo que hagamos mal?”. El hombre observó con cuidado tratando de juzgar quién lo hacía mejor. Al final, entendió lo que estaba pasando y dijo: “Por Allah, no sabía cómo realizar wudu hasta ahora. Me habéis enseñado cómo hacerlo correctamente”.
Debe hacerse con sabr; no debemos molestarnos si se ignoran los recordatorios. Debemos cumplir con el deber hacia nuestros hermanos, y esperar que sea de beneficio.
Debemos empezar con nosotros mismos; no tiene sentido ordenar a los demás que realicen una buena acción, si nosotros no lo ponemos en práctica. Allah dice: “¿Cómo es que ordenáis a los hombres la virtud y olvidáis incluiros a vosotros mismos que recitáis el Libro?” (2:44)
Y también es necesario que la acción por la que llamas la atención a tu hermano sea una que le hayas visto hacer abiertamente, y no algo que haya hecho en la intimidad de su propio hogar, o algo que hayas oído o sospeches. Lo que una persona haga a puertas cerradas está solo entre él y Allah. No es nuestro lugar espiar a otros y entrometernos en sus asuntos privados. En esos casos, lo mejor es ofrecer buena compañía y conocimiento.
Y, por último, lo mejor es que tapemos las faltas de nuestros hermanos. Si les vemos haciendo algo mal, les recordamos el camino recto, pero al mismo tiempo mantenemos lo que hemos visto para nosotros, buscamos excusas y mantenemos una buena opinión. Cuando un hombre trajo a alguien que había cometido una acción incorrecta al Profeta, él, saws, dijo: “Si le hubieses cubierto con tu manto (cubierto sus faltas), habría sido mejor para ti”. Y en otra ocasión dijo: “Quien cubre las faltas de un musulmán, Allah le cubrirá sus faltas en este mundo y en el próximo”.
Si cumplimos esto al llamar a reconocido e impedir lo reprobable, y recordamos a Allah, entonces nos beneficiaremos nosotros, nuestros hermanos y nuestra comunidad. Pedimos a Allah que nos dé sinceridad y discernimiento en nuestras palabras y nuestras acciones, nos aumente en amor y compasión los unos por los otros, y nos guíe por sirat al-mustaqim toda nuestra vida.