El du’a es la esencia de la adoración

¡Siervos de Allah! Ciertamente, Allah ha ordenado a sus siervos hacer du’a en más de una aleya del Corán. Dice Allah: “Y vuestro Señor ha dicho: Llamadme y os responderé. Pero es cierto que aquellos cuya soberbia les impida adorarme, entrarán en Yahannam humillados”.

Asimismo, Él, alabado sea, ha descrito a aquellos que se apartan de esta adoración como arrogantes y soberbios.

Pedir a Allah demuestra la necesidad y la sumisión del siervo a su Señor. De igual modo, se logra el Tawhid y, al dirigirse únicamente a Él, tanto en la facilidad como en la dificultad, el du’a alivia las aflicciones, elimina las preocupaciones, libera de las cargas y quita la angustia.

Para pedir a Allah se le requiere al siervo una ética y cumplir unas ciertas condiciones, y si Allah no se responde a las invocaciones de uno, debe revisar sus acciones.

Dijo el profeta la paz sea con él:

Allah es bueno y sólo acepta lo bueno, y ciertamente le ha ordenado a los creyentes lo mismo que le ordenó a los mensajeros. Allah  dice: ‘¡Oh, Mensajeros! Comed de las cosas buenas y obrad con rectitud…’ (23:51) ‘¡Oh, creyentes! Comed de las cosas buenas que os hemos proveído…’ (2:172) Luego agregó: “¿Cómo pretende aquel que realiza largos viajes y anda despeinado y polvoriento, levantando sus manos hacia el cielo y diciendo: ‘¡Oh, Señor mío! ¡Oh, Señor mío!’ que su súplica sea respondida, cuando su comida es ilícita, su bebida es ilícita y su vestimenta es ilícita?”.

Transmitido por Muslim.

En este hadiz se mencionan las condiciones para que la súplica sea respondida. La primera es el viaje. El du’a del viajero es aceptado. El segundo: su estado, libre de orgullo por la vestimenta y la apariencia: despeinado, polvoriento; por ello se ha prescrito para la oración de pedir la lluvia ser humilde con  Allah, y esto educa el nafs y le quita la arrogancia. El creyente levanta sus manos hacia el cielo por si Allah le concede su petición por Su misericordia. Luego, dice: “Señor mío, señor mío” repetidamente, es decir, insiste al pedir. En verdad, Allah ama a los siervos que insisten en la invocación. Aquellos que no se enfadan, ni se desesperan. Luego pasa a mencionar lo que impide la concesión diciendo: su comida es ilícita, algo bastante difícil de evitar en nuestros tiempos, por ser tiempos de abundancia de lo ilícito, de la usura, de los engaños, la corrupción y las desobediencias. No se queda a Salvo de lo ilícito excepto a quien Allah ha protegido. Entonces cualquiera que comia de lo prohibido verá rechazada su petición. Allah no acepta sus plegarias ni sus obras porque no se le adora alimentándose ilícitamente.  

Antes de que levantes tus manos hacia tu Creador y tu Sustentador piensa de dónde has obtenido tu alimento. ¿Proviene de tu propio esfuerzo? ¿Lo ganaste tú o lo mendigaste? ¿Fue permitido o corrupto? En caso de obtenerlo de manera lícita tus du’as son concedidos, sin embargo si es haram no hace falta que levantes tus manos porque Allah es bueno y no acepta sino lo bueno. Allah prefiere un estomago vacío que otro alimentado de lo ilícito.

Dijo Sa´d ibn Waqqas al profeta, la paz sea con él: “Oh, Mensajero de Allah! Pídele a Allah que mis súplicas sean respondidas”. Entonces el Profeta  le dijo: “¡Oh , Sa’d! Aliméntate con lo bueno y lícito y tus ruegos serán respondidos”.

Y entre los modales para pedir a Allah es ser educado con Él, no decir, por ejemplo, perdóname si quieres, no apresurarse, que no haya intermediario entre Allah y tú, tener buena opinión de Él, “pedid a Allah  teniendo certeza que os responderá”, no estar distraído y que el corazón esté presente. Otro requisito es reconocer las faltas,  someterse y humillarse entre sus manos.

El que pide a Allah debe ser obediente a sus padres, fuesen estos musulmanes o no. Nuestro profeta, la paz sea con él, ordenó a Umar ibn al Jattab que le pidiera a Uwais al Qarani que hiciera du’a por él.

Umar era el sucesor del profeta, la paz sea con él, y su suegro, Allah había separado la falsedad y la verdad a través de él. Tanto que incluso el diablo le tenía miedo, hasta el punto de no coger el mismo camino que Umar. A pesar de todo esto, el profeta, la paz sea con él le ordenó que le pidiera a Uwais que pidiera por él; le dijo: “Si le ves, pídele que pida perdón por ti” “¿Por qué?” “Por ser obediente a su madre”.

Umar, al encontrarse con él, hizo lo que el profeta, la paz sea con é,l le había ordenado.

Entonces aquel que no obedece a sus padres y los deja en la residencia de mayores y no le complace su compañía por su avanzada edad, ¿cómo quiere que se le concedan sus plegarias? Esos mismo padres fueron los que lo cuidaban de pequeño, lo alimentaban y quienes velaban por su descanso, se privaban de cosas para su placer, pero cuando llegaron a ser mayores les recompensó alejándose de ellos. ¿Cómo tendrá éxito?

Oh Allah, te pedimos que aceptes nuestros du’as como nos los prometiste.