Purificar el nafs

Alhamdulillah Quien creó al hombre de un cuerpo y un alma, le Ordenó cuidar el cuerpo y nutrir y el alma y el espíritu.

Musulmanes, Allah Todopoderoso ha jurado por el alma en más de un verso del Sagrado Corán. Dijo en Surat Ash-Shams: «¡Por un alma y Quien la modeló! Y le infundió su rebeldía y su obediencia. Que habrá triunfado el que la purifique y habrá perdido quien la lleve al extravío».

En el último jutba hemos hablado de la educación y la enseñanza. Hoy hablaremos de educar y purificar el nafs, y cómo limpiarlo de la inmundicia de las malas obras y elevarlo a los niveles de perfección, imán e ihsan. Todas las ciencias del sufismo giran en torno a educar y purificar el nafs, porque el hombre es por sí mismo y su espíritu, no por su cuerpo.

Vigila al alma y completa sus virtudes, ya que eres por el espíritu, no por el cuerpo humano.

A través de la educación y la purificación (tazkiyyah), el nafs se transforma de un nafs propenso al mal, a un nafs reprochable, y luego a un nafs tranquilo, a la que se le dijo: «Oh alma tranquila, regresa a tu Señor, saciada y satisfecha, así que entra entre Mis siervos y entra en Mi Jardín».

Creyentes, sabed que el nafs es un enemigo acérrimo del hombre, es el que lo arrastra por el camino de la soberbia, la tiranía, el egoísmo, el desprecio por los demás y hace que miremos a los demás con desprecio; por eso el Profeta ﷺ solía buscar refugio del mal del nafs en todo momento. El nafs es más poderoso contra el hombre que el shaitan. Ibn al-Qayn dijo: «Los salikun, independientemente de sus caminos, están de acuerdo en que el nafs es el factor decisivo entre el corazón y llegar al Señor». Purificar el nafs, humillarlo y apartarlo de los deseos y de malas obras es una de las características de la gente del jardín. El Todopoderoso dijo: «Pero quien temió que habría de comparecer ante su Señor y refrenó su alma del deseo, tendrá como morada el Jardín».

El nafs es un recipiente del bien y del mal. Al igual que Allah dotó al hombre de los sentidos externos, también lo dotó del nafs, que tiene visión interior, como dijo Allah, Todopoderoso: «Y eso será una evidencia contra sí mismo a su pesar, aun dando rienda suelta a su pretextos».

El Mensajero de Allah ﷺ se refirió a este sentimiento y dijo: «El mal es lo que ocultas dentro de tu nafs y odias que la gente se entere de ello».

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El cuerdo no deja de luchar contra su nafs y de apartarlo de todos los placeres antes de que le llegue la muerte. Y el que descuide refinar el nafs se arrepentirá en ese momento, cuando el arrepentimiento no le beneficiará. Dice el Corán: «El día en que cada alma encuentre presente el bien que ha hecho y el mal que ha hecho, deseará que hubiera mucho tiempo entre ella y él». Y se morderán los dedos aquellos que transgredieron y dirán: «Desgraciado de mí por haber descuidado lo referente a Allah». En ese momento, anhelará un único regreso al Dunia. Y dirá: «Ojalá tuviera otra oportunidad para poder estar entre los que hacen el bien». Así que, no hay que ser de los negligentes y hay que espabilarse antes de que sea demasiado tarde.

Siervos de Allah, la tazkiyyah se divide en dos partes principales. La takhlia (renunciar) y la tahlia (adornar). Takhlia significa purificar el nafs de todos los vicios y faltas que lo contaminan y tahliya es adornarlo de virtudes, obediencia, fe y ajlaq.

Siervos suyos, entre los medios por los cuales se purifican los nufus está el tawhid puro, y después obedecer haciendo el bien y abandonar lo malo y lo prohibido, y tener paciencia con ello. En las buenas obras hay luz para el corazón, apertura para el pecho y protección para los miembros.

Sin embargo, en lo prohibido se encuentran la oscuridad del corazón, la estrechez del pecho, la pereza de los miembros y la incapacidad de hacer buenas obras. Dijo uno de los ‘arifin: «Y abandonar los pecados es la vida de los corazones». Es mejor para tu nafs desobedecerle. Una de las cosas que purifican los nufus es quedarse con los justos y abandonar a los injustos. Dice Allah, alabado sea: «Y sé constante en la compañía de aquellos que invocan a su Señor mañana y tarde anhelando Su faz, no apartes tus ojos de ellos por deseo de la vida de este mundo ni obedezcas a aquel del que hemos hecho que su corazón esté descuidado de Nuestro recuerdo; sigue su pasión y su asunto es pérdida».

Allahummah, concédenos taqwa a nuestro nafs y purifícalo. Tú eres el mejor Purificador. Eres su Protector y Dueño. Allahummah, purifica nuestros corazones de la arrogancia, el odio, los chismes y las malas costumbres, y haznos ser de tus siervos justos. Amin.

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